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Trump empezó a jugar fuerte y ayuda a Milei

a reunión fue en la Embajada de los Estados Unidos el martes. Pese a que el gobierno norteamericano se encuentra “cerrado”, sólo proveyendo servicios esenciales a la espera de que el Congreso de ese país apruebe una nueva ley de presupuesto, el encuentro estaba previamente pautado.

La cámara de comercio que reúne a las empresas norteamericanas, Amcham, había convocado para la ocasión a los representantes de las distintas cámaras binacionales que operan en el país.

“El apoyo de Estados Unidos a la Argentina es irrestricto y sin precedentes”, adelantó Eric Olson, representante Comercial en el país del gobierno norteamericano, ante un auditorio compuesto exclusivamente por hombres de negocios.

Si bien no entró en detalles, entonces, el paquete de asistencia estaba garantizado. Ya el Tesoro de los Estados Unidos había adelantado hace 10 días en un encuentro con los representantes del Grupo de los 7 que tenía previsto ayudar a la Argentina con un swap por US$20.000 millones, una línea de crédito por otros US$20.000 millones e intervenciones en el mercado para contener la caída del peso.

En las ultimas horas hubo sondeos por parte de los Estados Unidos en bancos sobre bonos argentinos. Ayer, vía entidades como Santander, JP Morgan y Citi, en tanto, comenzaron las intervenciones para frenar el derrumbe del peso.

Una operación sin precedentes, confirmada hacia el final del día por el Secretario del Tesoro, Scott Bessent. “El Tesoro de los Estados Unidos está preparado, inmediatamente, para tomar las medidas excepcionales que sean necesarias para proveer estabilidad a los mercados”, escribió en la red X, por la tarde. Las palabras, que parafrasean a las célebres whatever it takes utilizadas durante la crisis del euro por el entonces presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, esta vez sí cobraron sentido.

Trump hizo su primera movida y fue fuerte. El momento no podía ser más justo. La cuenta del Tesoro argentino ya no tenía muchas más municiones para enfrentar la demanda del mercado. Apenas le quedaban US$250 millones, después de perder solo en los primeros tres días de la semana US$1085 millones. Ya habían empezado el martes los llamados a algunas mesas de dinero de grandes bancos para que no compraran dólares del Tesoro y abastecieran a sus clientes con divisas propias, y para que dejaran además de hacerse de pesos en la rueda de pases activos (préstamos de cortísimo plazo) en la que opera el Banco Central.

Era cada vez más evidente de que el equipo económico que lidera Luis Caputo no tenía margen para esperar a que se hicieran los anuncios el martes 14, en la bilateral que el presidente, Javier Milei, tendrá en la Casa Blanca con Donald Trump.

También Milei empezó a hacer los deberes que le reclamaron tanto desde el Tesoro norteamericano como desde el Fondo Monetario Internacional (FMI). Más allá de que en el FMI creen que la Argentina debe empezar a acumular reservas y además eliminar después de las elecciones la banda de flotación -aunque Bessent en X la defendió por ahora-, en el board y en la línea técnica del organismo existe el convencimiento de que la Argentina necesita mejorar sobre todo su gestión política.

Vía el asesor Santiago Caputo -que ahora parece volver a tomar vuelo-, la gestión libertaria empezó a tender puentes con gobernadores. Caputo no sólo se mostró con el salteño Gustavo Saénz, quien se acercó esta semana con poncho y guitarra a la Casa Rosada para reclamar por obras públicas prometidas y no cumplidas. Hace algunos días que comenzó un trabajo de acercamiento que va más allá. Se le adjudica, de hecho, la negociación en el Congreso para que la ley que limitaba el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) tenga que volver al Senado.

No logró darla de baja, pero al menos, consiguió ganar tiempo.

Quienes colaboraron para que eso suceda -no votando el artículo 3, que establece el plazo de 90 días para que el Congreso trate los DNU- fueron muchos de los otrora aliados del oficialismo. En esa misma sesión, el Gobierno recibió otros golpes varios, pero se cercioró de que la principal herramienta de gestión se mantuviera, para hora, intacta.

Claro que las gestiones de Santiago Caputo abrieron una grieta dentro del gabinete. Gobernadores y referentes de la oposición prefieren hablar con él, aun pese a que no parece tener el poder que supo tener al comienzo de la gestión, que con otros interlocutores que en el pasado fueron desautorizados una y otra vez. Guillermo Francos, el ministro todo terreno, es uno de los que no ocultó su malestar: “En toda gestión hay gente que trabaja, pero no tiene responsabilidad. Mi idea es que asuman responsabilidades”, disparó, en lo que parece una alusión a Caputo, un asesor que apenas figura como monotributista. El presidente Milei dijo en más de una entrevista que habrá cambios en el gabinete después de las elecciones.

¿Se incorporará Caputo formalmente al gabinete? Quienes lo acompañan lo impulsan pero todavía es temprano para saber si el triángulo de hierro vuelve a soldarse. Más que por Milei, la duda pasa por la voluntad de su hermana, Karina.

Pero también el expresidente Mauricio Macri hizo un gesto de acercamiento ayer, tal vez, mucho más elocuente del que por ahora recibió por parte del Gobierno.

En un posteo en X, llamó abiertamente a votar por La Libertad Avanza y no por terceras opciones que podrían terminar dividiendo el voto anti kirchnerista. En el macrismo todavía se percibe la angustia de la PASO fallida de 2019.

La alianza de Milei con Macri es fundamental de cara a lo que viene en la segunda etapa del Gobierno.

El politólogo Pablo Salinas dice que el Gobierno necesita tener en la Cámara baja al menos 86 diputados para bloquear la posibilidad de un juicio politico. Considerando que pone en juego 8 en la próxima elección, y le quedan 29, necesitaría conseguir 57 nuevos.

Eso, dice Salinas, implicaría mejorar y mucho, la performance electoral. Con lo cual, casi en cualquier escenario, la alianza con el PRO y otros frentes luce fundamental.

No se descarta que algún cuadro macrista eventualmente también se incorpore al próximo gabinete.

Quienes están al tanto de los pormenores del encuentro de Milei con Macri advierten que, por primera vez, el libertario admitió que necesitaba mejorar algunas áreas de la gestión. Pero todo dependerá de las negociaciones que se den después de la elección.

“Hay un acercamiento del Gobierno, pero estamos expectantes todos”, reconoció un gobernador dialoguista. Milei ya no corre con la bandera del outsider, un desconocido al que es mejor acompañar porque puede ser impredecible.

Hoy, su palabra, al menos en la interna política, está completamente devaluada. Reconstruirla llevará más que dólares.

Durante el encuentro esta semana en la Embajada de los Estados Unidos, que se mantuvo bajo estricta reserva, los representantes del sector privado hicieron todas las preguntas que en los últimos días fueron objeto de debate entre los hombres y mujeres de negocios.

“¿Habrá dolarización?”, inquirió Mario Montoto, presidente de la Cámara de Comercio Argentino Israelí. La respuesta, sin embargo, corrió por cuenta del presidente de la Amcham, Alejandro Díaz, co-anfitrión del encuentro: “El salvataje va a ser probablemente en tramos, no le va a dar a la Argentina para dolarizar”, opinó Diaz.

“Algunos dicen que se puede dolarizar igual, pero el gobierno norteamericano no se siente cómodo, no creo que Caputo lo haga”, especuló. Consultados al respecto, en la Amcham, sin embargo, declinaron hacer comentarios, pero no refutaron la información.

La realidad es que poco a poco el panorama empieza a despejarse. Aunque las definiciones más importantes recién las conoceremos el 27 de este mes, una vez transcurrida la elección. El martes próximo, en el encuentro con Trump, es muy probable que también se anuncie que la Argentina cerró un acuerdo arancelario con los Estados Unidos. Tal como sucedió cuando se anunciaron los acuerdos con el Reino Unido y Vietnam, difícilmente se comuniquen los detalles, esto es, qué productos estarán incluidos en la excepción del arancel del 10% fijado por el gobierno de Trump.

Sí se sabe que Estados Unidos tiene sobre la mesa la exigencia de que la Argentina avance con cambios en patentes. Es probable que la semana que viene ya no sea el mundo financiero el más inquieto, sino el de la economía real. Farmacéuticas e industriales están en alerta. No todos pueden competir si la apertura es demasiado rápida. Seguimos siendo un país casi sin crédito, con mala infraestructura y costos por las nubes. El costo de la ayuda de Trump todavía no se conoce en toda su magnitud. El altruismo puro está claro que no existe.