Categorías
Noticias Política

Milei obligado a retomar las alianzas políticas

A cambio de su inédito apoyo financiero, Estados Unidos le pidió a la Casa Rosada una garantía: gobernabilidad. Por eso, ni bien sobrevoladas las elecciones del domingo, en Balcarce 50 prometen una convocatoria a los gobernadores con voluntad de acompañar las reformas estructurales del oficialismo.

Alejadas las proyecciones que meses atrás auguraban que La Libertad Avanza iba a pintar el país de violeta, el Gobierno confía en que el domingo por lo menos logrará sumar las bancas necesarias en la Cámara de Diputados para lograr el tercio defensivo para sostener los vetos presidenciales y bloquear un eventual juicio político.

Sin embargo, para avanzar con las reformas estructurales prometidas -a sus votantes y al Gobierno de los Estados Unidos- la Casa Rosada sabe que necesita recuperar las relaciones que supo tener con buena parte de los gobernadores dialoguistas que colaboraron con La Libertad Avanza al inicio de la gestión y que luego se alejaron por la confrontación con sus armados en sus distritos y la falta de respuesta en muchos de sus reclamos de fondos u obras públicas.

En ese sentido, el Gobierno buscará tras las elecciones del domingo reconstruir los puentes con los mandatarios de Provincias Unidas que hoy compiten contra el oficialismo, entre ellos Martín Llaryora (Córdoba), Ignacio Torres (Chubut), Carlos Sadir (Jujuy), Claudio Vidal (Santa Cruz) y Maximiliano Pullaro (Santa Fe). En la partida también entrarían los antiguos aliados del peronismo norteño, Osvaldo Jaldo (Tucumán), Gustavo Sáenz (Salta) y Raúl Jalil (Catamarca), además de los tres caudillos con los que pactaron alianzas en sus provincias, Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Alfredo Cornejo (Mendoza) y Leandro Zdero (Chaco).

Pese a haber acordado también en la Ciudad de Buenos Aires, de momento el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, quedaría fuera de la partida por la mala relación con el libertario, que todavía no perdona la contratación del asesor catalán Antoni Gutiérrez Rubí -a quien Milei le impugna la autoría de una campaña sucia en su contra- en las elecciones porteñas.

Según trascendió, algunas figuras del Gobierno ven con buenos ojos la posibilidad de sumar a algunos de ellos al viaje que hará el presidente a Estados Unidos el próximo 5 de noviembre, y hay expectativas sobre un posible llamado a la unidad en el discurso de Javier Milei poselectoral.

De todas maneras, para que el llamado de reconciliación sea efectivo, hay voces en el Gobierno que subrayan que tiene que llegar acompañado de «los cambios necesarios» en el Gabinete. «Así los gobernadores no creen que, una vez más, les están tomando el pelo», agrega una fuente oficialista que conoce las discusiones internas de Balcarce 50.

Hasta el momento, los gobernadores reclamaron en múltiples oportunidades que sus pedidos no eran escuchados, o que quienes los escuchaban luego no tenían la autoridad para garantizar su cumplimiento.

Esa problemática giraba alrededor del múltiple comando que funcionaba en la relación con las provincias. En las discusiones vinculadas a los armados partidarios, el responsable era la mano derecha de Karina Milei, Eduardo ‘Lule’ Menem. Para negociar obras o fondos para sus distritos, el teléfono al que tenían que llamar era el del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, o del ministro del Interior, Lisandro Catalán. Y para algunas conversaciones, a veces Santiago Caputo ocupaba todos los roles a la vez.

Ese confuso mecanismo complejizaba, por ejemplo, negociar con los gobernadores aliados las estrategias legislativas, lo cual quedó demostrado en los últimos meses de derrotas consecutivas para el oficialismo en el Congreso.

Para resolver esa parálisis, el presidente prometió anunciar tras los comicios una reforma de su Gabinete que pueda cumplir con los objetivos establecidos para la segunda etapa de su Gobierno. El anticipo sembró dudas sobre el rol que cumplirá Santiago Caputo, a quien prometió empoderar y darle un rol formal en el Ejecutivo, a la vez que dejó como incógnita el futuro de Guillermo Francos en la jefatura de Gabinete.

Independientemente de cómo resulten las modificaciones, el Gobierno busca sortear el vendaval electoral y recuperar el control sobre la casa de las leyes. Para eso, en Balcarce 50 anticiparon que planifican conformar un interbloque con el PRO y los radicales «con peluca», además de contar con el apoyo de los legisladores que respondan a las provincias. Con esa nueva mayoría, el Gobierno espera poder pasar de la defensiva a la ofensiva y recuperar el clima de triunfalismo que se respiraba durante su primer año de gestión.