A más de 24 horas del operativo de la Policía de Río de Janeiro contra narcotraficantes replegados en favelas, que dejó al menos 132 muertos, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva habló por primera vez. El mandatario no condenó la masacre, anunció que enviará funcionarios a reunirse con las autoridades cariocas y aseguró que no aceptarán que «el crimen organizado siga destruyendo familias».
«Esta mañana me reuní con ministros de mi gobierno y les di instrucciones al Ministro de Justicia y al Director General de la Policía Federal para que fueran a Río a reunirse con el gobernador», anunció el presidente de Brasil en un mensaje difundido en redes sociales.
Lejos de condenar la matanza de narcotraficantes replegados en dos favelas de Río, el jefe de Estado aseguró: «No podemos aceptar que el crimen organizado siga destruyendo familias, oprimiendo a los residentes y propagando drogas y violencia por las ciudades».
«Eso es precisamente lo que hicimos en agosto en la mayor operación contra el crimen organizado de la historia del país, que llegó al núcleo financiero de una gran banda involucrada en el narcotráfico, la adulteración de combustible y el blanqueo de dinero», recordó.
Y aseguró que con la aprobación de la Enmienda de Seguridad, que presentaron en el Congreso Nacional, «garantizaremos que las diferentes fuerzas policiales actúen conjuntamente para enfrentar a las facciones criminales».
La Operación Contención fue llevada a cabo el martes por las policías civil y militar de Río de Janeiro, en los complejos de favelas del Alemao y da Penha, para el cumplimiento de 180 órdenes de registro e incautación y 100 órdenes de arresto.
Según el Gobierno de Río, el objetivo era contener la expansión de la facción criminal Comando Vermelho, una de las mayores del país.
Horas atrás, su ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski, había adelantado que Lula estaba «horrorizado» por las escenas de violencia que se vivieron en las favelas de Río de Janeiro.
“El presidente quedó horrorizado con el número de víctimas fatales”, dijo Lewandowski en rueda de prensa. Luego, el ministro viajó, mandado por Lula, a Río de Janeiro para reunirse con las autoridades locales.
Por su parte, Cláudio Castro, el gobernador de Río de Janeiro y alineado con el bolsonarismo, negó que Lula haya apoyado las operaciones en las favelas, que dejaron al menos 132 muertos.
«Nos negaron tres veces nuestras peticiones. Todos los días hay un motivo para no cooperar“, lamentó Castro, quien además afirmó que Río «está solo».
“Este es un operativo mayor que el de 2010 y, desafortunadamente otra vez no contamos con el apoyo de vehículos blindados ni de agentes de las fuerzas federales de seguridad y defensa”, describió Castro, quien fue citado por la Justicia para el lunes 3 de noviembre para dar explicaciones sobre el operativo.
A su vez el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública dijo que respondió las solicitudes del gobierno carioca para el despliegue de la Fuerza Nacional. También informó que la Policía Federal realizó 178 operativos en Río este año, 24 de los cuales tuvieron como objetivo combatir el tráfico de drogas y armas.
Según el ministerio, el estado de Río recibió fondos federales para invertir en el sistema penitenciario y la seguridad pública, así como donaciones de equipo.
