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La caída de Provincias Unidas

Faltaban unas semanas para la elección nacional, el Congreso le había infringido al Gobierno su 40° derrota consecutiva y se le preguntó entonces a un importante funcionario si veía en el parlamento una actitud destituyente«Sí, claro. Sin dudas», respondió el dirigente y salió raudo de su oficina. Lo llamaba el presidente Javier Milei, que acaba de llegar a Casa Rosada.

Si bien en el oficialismo entendían en ese momento que los opositores más furiosos venían del mundo K, también apuntaban a bloques/legisladores que habían acompañado al Gobierno en el arranque de la gestión y ahora rechazaban todo lo que venía desde allí. Se referían a los sectores «dialoguistas» que respondían a gobernadores «moderados».

«Fue muy sugestivo cuando hicimos la primera reunión del Presupuesto, poco antes de la elección, cómo Pichetto y Massot salieron como dos ‘cocoritos’ a decir a los medios que no había acuerdo, que tenía que venir (Luis) Caputo, que había que reglamentar Universidades y el Garrahan», recordaba este miércoles un oficialista que participó de aquel encuentro.

Lo ponía como otro ejemplo de una «oposición sobreactuada». Además de los dos diputados de Encuentro Federal, también los representantes del bloque Democracia Para Siempre (radicales) habían llevado ese día la voz cantante contra el Gobierno..

El recuerdo viene a cuento de una información/percepción muy firme en el oficialismo: «Estos diputados que respondían a Provincias Unidas, el armado de los gobernadores, participaron de un ‘operativo desgaste’, para que Milei llegue golpeado a la elección y después ellos condicionarlo con su bloque para negociar», resume una fuente e LLA.

En su raid de campaña por los medios, el consultor Gustavo Marangoni, candidato porteño de este espacio, lo explicaba sin dobleces. «Salga como salga la elección, el Gobierno va a tener que negociar con los gobernadores y con los diputados que le responden en el Congreso».

Por supuesto, el exfuncionario sciolista negaba cualquier actitud destituyente y, como el resto de Provincias Unidas, atribuía al propio oficialismo la responsabilidad por las derrotas parlamentarias.

El anuncio de la conformación Provincias Unidas se hizo el 30 de julio y tuvo como operador/lobista a un conocido consultor. Se trata de Guillermo Seitael mismo que en 2018 puso sus oficinas para la recordada foto de Juan Schiaretti, Juan Manuel Urtubey, Sergio Massa y Miguel Angel Pichetto.

Aquella vez se proponía «una alternativa a la polarización de Cristina vs. Macri». Pero el impulso fracasó: mientras Roberto Lavagna se subía al ring como candidato aglutinador y se negaba a ir a una interna, Massa se fugó con Cristina y Pichetto con Macri. Al exministro de Economía le quedó Urtubey de compañero de fórmula como consuelo.

El nuevo intento que encuentra a Seita como articulador repite jugadores, como Schiaretti, pero incluye mayoría de nuevos integrantes, como los gobernadores Maximiliano Pullaro (UCR, Santa Fe), Martín Llaryora (PJ, Córdoba), Carlos Sadir (UCR, Jujuy), Gustavo Valdés (UCR, Corrientes), Claudio Vidal (Provincial, Santa Cruz) e Ignacio Torres (PRO, Chubut).

También juega allí en un segundo plano un ex, Horacio Rodríguez Larreta, que puso a Graciela Ocaña como candidata a senadora en la Ciudad.

«Y siempre está la sombra de Massa», aporta un exfuncionario con largo recorrido en la política. Los vasos comunicantes entre el líder del Frente Renovador y ese espacio son muchos: el primer intento de «avenida del medio», por caso, los tuvo a Massa y Seita trabajando juntos en 2015.

Varios de los candidatos de Provincias Unidas, como el bonaerense Florencio Randazzo, blanquearon que el objetivo central, ocho años después, es el mismo: «Poner un presidente». Sería en 2027. ¿Será?

Un especialista en medios, que trabaja hace décadas para la política y estuvo a ambos lados de la grieta, aporta a la historia: «No fue casual la aparición de Carnaval, el canal de Toviggino y ‘Chiqui’ Tapia. Son dos personajes cercanos a Massa también. Todo tiene que ver con todo, je».

Se refiere a una de las nuevas plataformas de streaming, atribuida a uno de los hombres fuertes de AFA: Pablo Toviggino, mano derecha del presidente de la asociación, Claudio Tapia.

El canal estrenó a mediados de año, poco antes de la conformación de Provincias Unidas, con una fuerte inversión y figuras de la talla de Jorge Rial, Viviana Canosa, Fabián Doman y Alejandro Fantino. Y tuvo como una de sus grandes primicias el escándalo por presuntas coimas en el Área de Discapacidad, blanqueadas en audios por el exfuncionario mileísta Diego Spagnuolo.

«Este caso lo fogonearon por todos lados, incluso sin que avanzara la causa judicial», agrega el especialista en medios, sembrando sospechas y vinculándolo con el supuesto «operativo desgaste» contra el Gobierno.

En su momento, las hipótesis del oficialismo sobre la grabación y difusión de los audios apuntaron a Fernando Cerimedo, exasesor de Milei, y a dirigentes K vinculados con el mundo del espionaje.

Pero más allá del daño que pudo haber hecho esta denuncia, más el escándalo de José Luis Espert por presunto lavado de dinero, más la incertidumbre política y económica, el resultado de Provincias Unidas como alternativa a la polarización fue maloSe presentó en 14 distritos, solo ganó en 1 y apenas superó los 7 puntos en la suma nacional. Le alcanzó para sumar 8 bancas.

Con un detalle que les juega en contra. Las apuestas en los territorios más grandes salieron pésimo:

1) En la provincia de Buenos Aires, donde intentaban renovar Randazzo, Margarita Stolbizer y Emilio Monzó, quedaron quintos, debajo del Frente de Izquierda y de Fernando Burlando. Y no renovó ninguno, claro.

2) En Córdoba, donde estaba el gran desafío de Schiaretti como paso previo para volver a candidatearse a presidente en 2027, quedaron segundos, lejos del ignoto libertario Gonzalo Roca.

3) En CABA, apenas ingresó Martín Lousteau como diputado, con un magrísimo 6%. E incluso el octavo candidato de LLA quedó a menos de 1.500 votos, por lo que habrá que esperar el recuento definitivo de la Justicia Electoral.

4) En Santa Fe, otra de las grandes apuestas, donde el gobernador Pullaro jugó a su vice, terminaron terceros, debajo de los libertarios y del peronismo. Algo parecido a lo que les pasó en Chubut y Jujuy (aquí al menos finalizaron segundos), donde se jugaban una parada fuerte sus mandatarios Torres y Sadir.

5) Sólo salvó la ropa en Corrientes el gobernador Gustavo Valdés, que le dejará el cargo a su hermano en diciembre: ganó en su provincia por poco más de un punto.

Aún así, en Provincias Unidas defienden el resultado y creen que les servirá para su objetivo declarado: quedar como el bloque intermedio al que necesite apelar el Gobierno si quiere sacar las reformas pendientes, como la laboral y la impositiva.

«Provincias Unidas obtuvo en las elecciones del domingo un total de 1.766.000 votos, lo que representa un 7,3% a nivel nacional, es decir la tercera fuerza luego de LLA y FP. El bloque legislativo que conformará Provincias Unidas alcanzará un total de 20 diputados a partir del 10 de diciembre, contando los que están y los 8 que fueron electos el 26 de octubre», difundieron desde el espacio.

Pese a este resumen, sobre datos reales, Provincias Unidas quedó lejos del objetivo de convertirse en una alternativa a la grieta pensando en 2027. Al menos por ahora. Y respecto a su poder de negociación en el Congreso, también será menor al proyectado. Así lo entienden en el oficialismo, donde lo relacionan con el peso propio y la interna en Fuerza Patria.

«Ahora nosotros con aliados puros superamos los 100 diputados. Y para negociar no estará sólo Provincias Unidas. Por el resultado de las elecciones, creemos que para ciertos temas, como por ejemplo la reforma laboral, habrá diputados de algunos gobernadores del PJ que apoyen», evaluaron cerca del titular de la Cámara baja, Martín Menem.

El riojano, de todos modos, aseguró en privado que no hará «ninguna maniobra para romper ese bloque ni complicar la jefatura de Germán Martínez». La duda en otras oficinas del Congreso es la dispersión no se fomentará desde adentro de la bancada, donde además se espera fuego amigo sobre el santafesino que la conduce.