En las últimas horas, Rodrigo de Loredo confirmó que será candidato a gobernador en 2027. «Nunca se abandonó esa idea», remarcaron deloredistas puros tras su auto marginación de las elecciones de medio término por causa de la rosca radical que se tensionó hasta romperse en la previa del 26-O.
Desde su círculo más próximo ratificaron que el diputado nacional es el «candidato natural» de la UCR para el 2027, aunque ahora está concentrado en su performance en la Cámara Baja para cerrar con “un broche de oro” su mandato el 9 de diciembre.
Los radicales de su riñón y los aliados le piden a De Loredo que formalice la candidatura a comienzos del año próximo. Consideran que su lanzamiento servirá como «factor ordenador y aspiracional» de la UCR con tonada.
Dirigentes de distintas extracciones políticas señalan que el 2026 estará marcado por la carrera a la gobernación ya que se espera que las elecciones provinciales se celebren en los primeros meses del 2027.
En el frente no peronista -en el caso de alinearse los planetas- se advierte que De Loredo tendrá como firmes rivales a Luis Juez y al libertario Gabriel Bornoroni. El titular de LLA en Córdoba prefiere enfocarse en el corto plazo ante las reformas estructurales que impulsa el presidente Javier Milei, pero quedó claro que se posicionó fuerte tras convertirse en uno de los grandes vencedores en la noche del 26 de octubre.
De todos modos, De Loredo debe superar el mal trago de las legislativas que dejaron tierra arrasada en el radicalismo cordobés tras el 3% que sacó la Lista 3 de Ramón Mestre, aunque los detractores del ex intendente encolumnados en el núcleo de poder deloredista reafirmaron que «la UCR no estuvo ahí».
La dura crítica de la dirigencia del interior contra Mestre cobró mayor vigor a la luz del «resultado catastrófico» de hace dos domingos atrás cuando Córdoba volvió a pintarse de violeta furioso por el triunfo de La Libertad Avanza. El reclamo a quien encabezó la lista «pura» anti Milei es que «se vaya a su casa». No le perdonan el haber judicializado y llevado a la implosión a la interna radical, siendo «funcional al PJ».
Rumbo al 2027, el factor Milei seguirá avivando el fuego internista en la UCR con tonada. Pese al magro resultado, Mestre quiere dar pelea y busca redoblar la apuesta. El próximo sábado reunirá a la tropa y a sus aliados en un asado para agradecer a los fiscales, pero que se convertirá en un acto político al desafiar al deloredismo. Sin embargo, los alfonsinistas entienden que primero hay ciertas asperezas por limar ante «la personalización» de la campaña que jugó en contra.
El referente de Confluencia quiere internas para disputar la conducción partidaria de la UCR cordobesa. La mirada está puesta en septiembre del año próximo, aunque su calendario debería arrancar tres o cuatro meses antes. Entre los dirigentes del palo deloredista descartan la interna y hablan de renovación de mandato de la actual conducción que encabeza Marcos Ferrer, socio político de De Loredo.
Con los ánimos caldeados, radicales del interior ya miran el escenario 2027 y amenazan con desatar su duro embate contra Mestre sí insiste en llevar nuevamente al radicalismo cordobés «al barro de la interna, siendo funcional al PJ». «Ya está, para la mano… hermano», lo cruzó un correligionario. «Le vamos a tirar duro. Yo no lo voy a perdonar», lanzó un boina blanca enrolado en filas deloredistas.
En el entorno mestrista y los aliados alfonsinistas insisten en que se dio la batalla con el fin de sostener «los valores, ideas y principios del radicalismo» que «no son negociables» ante la alianza con el poder libertario que fogoniaba De Loredo.
«La misión era salvar al partido de la barbarie política de los que querían llevarnos con Milei, y lo logramos», afirmó el núcleo Identidad y Conducta Radical que se referencia en Carlos Becerra y Martín Lucas, aliados del ex intendente capitalino. «Lo de Mestre está game over», retrucan desde el poder deloredista.
Los opositores a De Loredo reclaman un profundo debate interno en la UCR para «volver a ser una alternativa real de poder en Córdoba y en la Argentina», como lo expresó Dante Rossi pero, al igual que Mestre y los alfonsinistas, rechaza una alianza con Milei en 2027.
Hoy más que nunca, con una Córdoba teñida de violeta, el alineamiento deloredista se muestra convencido de avanzar hacia «un gran frente electoral» que sume al partido de los Milei bajo el propósito de arrebatarle el poder al peronismo que gobierna hace 26 años. «Para ganar hay que sumar a todos. Incluido los libertarios», sentenció un dirigente con despliegue territorial que refleja la voz de otros tantos radicales con base en el interior.
Tras fortalecer su músculo en las urnas, el poder libertario prendió la aspiradora y empezó a chupar diputados amarillos que ya oficializaron su pase al oficialismo violeta. Lo que dejó sin representación del PRO de Córdoba en la Cámara Baja.
A los «radicales sin peluca» cordobeses no les causó sorpresa que Luis Picat manifestara su intención de pasarse a la bancada de La Libertad Avanza, porque advierten que fue «expulsado» de la UCR. El foco de atención se centra en Soledad Carrizo, quien la noche del 26-0 celebró en el búnker libertario.
A la diputada con tonada, que integra el sector del mendocino Alfredo Cornejo y es aliada de De Loredo, se le vence el mandato en diciembre, pero es -a su vez- la primera delegada de la UCR de Córdoba al Comité Nacional. Ya empieza a haber ruido interno amplificado por los anti Milei ante su inclinación al color violeta, de cara a la renovación de la cúpula nacional del centenario partido.
