Con la “mesa política” del poder acelerando la marcha, y a veinte días del recambio parlamentario, el Gobierno suma aliados en el Congreso y se aproxima a la mayoría necesaria para aprobar la ley de presupuesto 2026 durante las sesiones extraordinarias. Nadie quiere, en los pasillos de Balcarce 50, pecar de suficiencia, pero el consenso entre los responsables de conseguir el apoyo de diputados y senadores es que el número está allí, al alcance de la mano.
En el fárrago de negociaciones diarias, la coincidencia entre los referentes del oficialismo, gobernadores aliados y espacios dialoguistas sobre la necesidad de definir el esquema de gastos e ingresos del próximo año fortalece la posibilidad de un acuerdo. El objetivo: tener el presupuesto antes de que finalice 2025.
“Hay optimismo, pero todavía falta”, se atajan cerca del ministro del Interior, Diego Santilli, cuya principal tarea desde que asumió el cargo es la de sumar voluntades de los gobernadores, no sólo para el presupuesto, sino también para las leyes de segunda generación que el presidente Javier Milei quiere tener aprobadas durante el próximo verano. Por lo bajo, el titular de la cartera política asegura en conversaciones reservadas que “cree” que el presupuesto “se aprobará”, pero se niega a dar precisiones.
Para la Casa Rosada, coinciden distintas fuentes oficiales, lograr la aprobación del presupuesto y del proyecto de “Inocencia Fiscal” −diseñado para incentivar la formalización de ahorros en dólares− sería un gesto institucional hacia la nueva etapa política y una señal valorada por sus socios en Washington. Para los gobernadores, en cambio, este es el momento para asegurar contrapartidas concretas para sus provincias, en una pulseada con idas y vueltas a la que todavía le faltan algunos rounds adicionales.
Santilli y el jefe de Gabinete, Manuel Adorni, continúan con su ronda de consultas con los gobernadores. El viernes, el titular de la cartera política visitó Santiago del Estero donde se llevó el compromiso de Gerardo Zamora para avanzar con el Presupuesto.
El martes Santilli viajará a Misiones con el mismo objetivo. En paralelo, el presidente de la Cámara baja, Martín Menem, y la senadora electa, Patricia Bullrich, conducen la estrategia parlamentaria del oficialismo, respaldados por el envión electoral del 26 de octubre. La Libertad Avanza (LLA) pasó de 35 a 91 diputados y de seis a 20 senadores. Confirmado en su puesto, Menem disputa ahora la primera minoría con Unión por la Patria (UP), que por el momento retiene 96 bancas en Diputados bajo un bloque unificado.
“Ninguno de los gobernadores nos pide demasiado”, contestan cerca de Adorni, quien junto a Santilli espera culminar, en las próximas semanas, las reuniones con los veinte gobernadores y vicegobernadores a quienes Milei recibió en Casa Rosada cuatro días después de su triunfo electoral.
En las últimas semanas, el Gobierno ya movió fichas y amplió su base. Sumó a los bullrichistas en ambas cámaras, incorporó a los radicales “peluca” en Diputados y ahora busca atraer a los legisladores sueltos: los dos del MID, los tres tucumanos del gobernador Osvaldo Jaldo −que busca recomponer su vínculo con Milei pese a haber competido con Fuerza Patria−, los tres salteños del mandatario Gustavo Sáenz, los dos sanjuaninos de Marcelo Orrego y la santafesina Verónica Razzini (Futuro y Libertad). “Sumarnos al bloque era algo natural, ya trabajábamos juntos y [Martín] Menem tendrá 94 diputados que le respondan sin tener que negociar con cada uno”, afirmó el diputado radical Luis Picat, recién incorporado al bloque libertario.
También insistirá con los cuatro misioneros alineados con el caudillo misionero Carlos Rovira, aunque un reciente decreto presidencial tensionó el vínculo: al quitarle al Instituto Nacional de Yerba Marte (INYM) la potestad de fijar el precio de la yerba mate, el Gobierno desreguló un mercado central para Misiones. Y el encuentro con Zamora, coinciden en la Casa Rosada, era clave: el gobernador, que en unos días le pasará la posta del poder santiagueño a su secretario de toda la vida, Elías Suárez, maneja nada menos que siete diputados y tres senadores.
La UCR atraviesa su propia puja interna mientras intenta reconstruir un bloque unificado que preserve su peso institucional. Entre los 12 diputados radicales electos, seis muestran sintonía con el Gobierno: los mendocinos Lisandro Nieri y Pamela Verasay (referentes de Alfredo Cornejo); los chaqueños Gerardo Cipolini y Guillermo Agüero (del espacio de Leandro Zdero), la bonaerense Karina Banfi y el correntino Diógenes González (cercano al gobernador radical Gustavo Valdés).
En un punto intermedio se ubican los jujeños Jorge Rizzotti y María Inés Zigarán −aliados al gobernador Carlos Sadir−, y el entrerriano Darío Schneider, que fue en alianza con LLA pero mantiene anclaje radical. En el extremo crítico aparecen sólo Pablo Juliano (referente de Facundo Manes), Martín Lousteau y Marcela Coletta.
En paralelo, el Gobierno intenta atraer a los que están cerca y fracturar al resto de los bloques, sobre todo al peronismo. En ese operativo participan el ministro del Interior y el jefe de Gabinete, bajo la supervisión de Karina Milei, quien tomó esta semana la conducción de la mesa política, con Milei en la quinta de Olivos y el asesor Santiago Caputo en un estudiado segundo plano. Eduardo “Lule” Menem, subsecretario de Gestión Institucional, también participa del “poroteo”, avalado por Karina Milei aunque aún, en lo formal, fuera de la mesa política. Todos miran al ministro de Economía, Luis Caputo, el encargado del aval final a las concesiones para cada gobernador.
Como parte de ese esfuerzo por sumar voluntades, el Poder Ejecutivo avisó que incluiría en el temario de extraordinarias la reforma a la Ley de Glaciares, un reclamo histórico de las provincias mineras para redefinir el área periglacial y habilitar inversiones frenadas por la normativa ambiental. Con esta modificación técnica, sin costo fiscal aparente ni impacto en su narrativa política, Milei busca acercarse a provincias cordilleranas que suman 13 diputados dispersos en distintos bloques y cuatro senadores. El guiño apunta, sobre todo, a San Juan, Mendoza, Salta, Jujuy y Catamarca.
Los cuatro diputados catamarqueños que responden al gobernador Raúl Jalil se adelantaron y anunciaron su salida del bloque de UP. Es que a Jalil le ofrecieron, además, el traspaso de YMAD −una empresa minera con caja propia− a la órbita provincial. Con este paquete, el oficialismo calcula un universo de 112 legisladores más inclinados a acompañar que a bloquear.
La ofensiva complica a Pro, con quien LLA mantiene una tirantez creciente. El oficialismo ya captó a ocho de sus dirigentes y amenaza con llevarse más. El macrismo exige que el presupuesto incluya el 1,55% de coparticipación para la Ciudad, tal como dispuso la Corte, pero el bloque está dividido: una mayoría respaldaría el proyecto sin esa cláusula, mientras otra fracción podría endurecerse. El jefe del bloque Pro, Cristian Ritondo, intenta por estas horas evitar que el malestar termine en nuevas fugas.
En este tablero de reformas técnicas, desregulaciones y pactos provinciales se definirá la suerte del presupuesto, que el oficialismo quiere empezar a tratar horas después de la jura de los nuevos legisladores. En Diputados, el Gobierno calcula unos 120 votos entre propios y aliados, a nueve de la mayoría absoluta. En el Senado, la suma de los 20 libertarios, la decena de radicales, los cinco de Pro y algunos representantes provinciales −como Edith Terenzi (Chubut) o Beatriz Ávila (Tucumán)− también configura un escenario favorable para Milei. “Primero asumen los diputados y senadores, después se verá”, se atajan en un despacho clave de Casa Rosada, confiados pero dispuestos a sostener la respiración y la confianza hasta el 10 de diciembre.
