El gobernador Osvaldo Jaldo, está cerrando un año políticamente exitoso en lo personal. El triunfo en las urnas el 26 de octubre lo tuvo como protagonista central. Fue quien trabajó para que el peronismo concurra unido a las urnas, se puso primero en la lista de candidatos, pagando el costo de ser testimonial, y sacó el 51%. Esto le granjeó mantener alta su visibilidad a nivel nacional. Jaldo no pasa desapercibido para la nación ni para los medios nacionales.
Si bien tuvo algunas escaramuzas que le generó la difusión de episodios desagradables dentro de la fuerza policial, todo lo demás se encuentra ordenado. Tiene una innegable capacidad de gestión y las habilidades políticas necesarias para enfrentar los desafíos que tiene todo poder político. No es infalible, pero tampoco se deja sorprender.
Forman parte de sus logros haber «convencido» a Javier Noguera para que se sume al Bloque Independencia en la Cámara de Diputados. Logró de esta manera no disminuir el número de integrantes. Nació con tres y luego del 26 de octubre parecía que se iba a quedar con solo dos. Pero ahí estuvo la muñeca política del primer mandatario.
Ahora va por más y busca «convencer» a la senadora Sandra Mendoza para que se abra del bloque peronista y forme un unibloque. Es mucho pedir que se sume a Beatriz Ávila al Bloque Independencia en la Cámara Alta. Seguramente Jaldo usará los mismos argumentos que utilizó para convencer a Noguera: una mano lava a la otra y las dos lavan la cara. No hay que olvidarse que el intendente de Famaillá es Enrique Orellana, su cuñado.
El anuncio de la semana fue que la senadora Beatriz Ávila pasó a formar un bloque sola, para demostrar explícitamente que juega para Jaldo en el Congreso, a pesar de haber sido elegida por la boleta electoral de Juntos por el Cambio. Por este motivo sobran versiones que lo ponen a su esposo y ex intendente capitalino Germán Alfaro, en distintos cargos políticos. No hay nada todavía. Este tema irrita a muchos peronistas que sienten que quien los traicionó y los enfrentó en las urnas como candidato a vicegobernador acompañando a Roberto Sánchez ahora es recibido con alfombra roja. Es que tiene un espacio político que le interesa a Jaldo para sus negociaciones con la nación. Es oportunismo, no Affectio societatis.
Jaldo se reunió en varias oportunidades con sus colegas Gustavo Sáenz (Salta), Raúl Jalil (Catamarca), Hugo Passalacqua (Misiones) y Rolando Figueroa (Neuquén) pero el objetivo de formar un interbloque cierra el año sin lograrlo. Es inviable por donde se lo analice. Fue una idea que a medida que se la comenzó a militar demostró que es impracticable.
A este año lo cierra otorgando un bono a los empleados estatales que sumado al aguinaldo llevará tranquilidad a los bolsillo y desahogo financiero a los trabajadores del sector estatal. Un privilegio que no tienen los empleados privados.
En cuanto a la reforma electoral tanto Jaldo como Acevedo quedaron entrampados. La anunciaron y se mostraron dispuestos a llevarla a cabo, cada uno en su momento, ambos se pronunciaron sobre el tema. La reacción visceral del peronismo fue fuerte y tuvieron que «recalcular». Habrá una reforma que no será reforma pero se anunciará como si fuera. Una marca tucumana.
