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El crimen de Nora Dalmasso se cerrará y quedará impune

En la recta final del juicio por el crimen de Nora Dalmasso, el fiscal Julio Rivero dijo que no hay elementos para acusar al único imputado de instigar el crimen, el viudo Marcelo Macarrón quien hoy está acompañado de sus hijos, Facundo y Valentina. A dos horas de comenzar su alegato, confirmó que no puede llevar adelante la acusación contra el viudo. Sin acusación, los ocho ciudadanos que integran el jurado popular y los tres jueces técnicos que dirigen el debate no pueden dictar una sentencia condenatoria.

“No puedo sostener que la mató un sicario, no porque no haya prueba, sino porque hay prueba de que hubo un acto sexual consentido. El acto sexual consentido echa por tierra un acuerdo criminal”, sostuvo Rivero.

En la sala también está Juan Dalmasso, hermano de la víctima. Arrancó repasando algunos de los procesos con jurados populares -como este- y también habló de cómo el caso, que data de noviembre del 2006, impactó en la opinión pública de Río Cuarto.

Antes de admitir que no acusaría, el fiscal criticó las declaraciones de Daniel Zabala, el bioquímico que develó de quién era el semen hallado en la víctima y que no entiende por qué se desestimó esa prueba. “Ni Zabala encontró semen, ni el FBI le dio la razón”, afirmó el fiscal. Sus cuestionamientos son similares a los que realiza a esas pruebas la defensa de Macarrón, el abogado y ex fiscal general de Córdoba, Marcelo Brito.

Al inicio de la jornada, la antepenúltima del juicio por el asesinato, hubo una inesperada demora. Es que uno de los ocho jurados populares que deberán resolver si el viudo, Marcelo Macarrón, es “culpable o no culpable”, sufrió un ataque de pánico y debió ser reemplazado por uno de los suplentes. Una vez concluido ese cambio, el fiscal de Cámara, Julio Rivero, comenzó con su presentación. La expectativa está puesta en cómo construirá la argumentación de su acusación.

Es la segunda vez que esto ocurre: en las primeras semanas de debate, uno de los jurados fue objetado por las partes cuando se lo vio conversando con Facundo Macarrón, hijo del acusado de haber pagado a sicarios para que maten a la víctima cuando estaba sola en su casa del barrio cerrado Villa Golf, de Río Cuarto, el último fin de semana de noviembre de 2006. Ese jurado debió ser reemplazado por un suplente.

En este proceso no hay querellantes. La única fue la madre de Dalmasso, Nene Grassi, que renunció poco antes de empezar el juicio. Los hijos nunca se presentaron como particulares damnificados, aun cuando habían asegurado que lo harían después de que Facundo (que llegó a estar imputado cuando se develó que el semen hallado en la víctima tenía ADN de “linaje Macarrón”, aunque la precisión posterior lo sacó de escena) quedara afuera de la causa.

Macarrón, acusado de ser el instigador del crimen, está con sus abogados. Brito alegará una vez que concluya el fiscal Rivero, a quien ahora escuchan los ocho jurados populares y los jueces técnicos, Daniel Vaudagna, Natacha García y Gustavo Echenique Esteve.

En ese contexto, como la Fiscalía no acusó, el tribunal no puede condenar, a menos que el pedido de absolución sea manifiestamente infundado (aun cuando los jueces no compartan los fundamentos). Un exfiscal de Cámara explicó que es así desde los precedentes “Tarifeño” (1989) y más recientemente “Mostachio” (2006), de la Corte Suprema de la Nación, y “Laglaive” (de la misma época) del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba. Si fuere infundado, la Cámara puede anularlo, e invitar al fiscal a que lo reformule (pasó una vez en la Cámara 10ª del Crimen).

La hipótesis con que se elevó a juicio

El fiscal que instruyó la causa, Luis Pizarro, acusó a Macarrón de haber contratado a sicarios para asesinar a su esposa. Por la sala de audiencia pasaron 71 testigos; ninguno aportó nada nuevo al expediente que acumuló 34 cuerpos, anexos y 10.000 fojas.

La elevación al juicio sostiene que mientras Macarrón “se encontraba en Uruguay entre las 20 del día 24 de noviembre de 2006 y antes de las 3.15 del 25 de noviembre, al menos una persona se hizo presente en el domicilio de calle 5 número 627 de Villa Golf, ingresó con una de las llaves de acceso y se escondió en el interior a la espera de que llegue” Dalmasso.

Ella había salido a cenar con un grupo de amigas –”las congresistas”, se autodenominaban–, después se quedaron un rato más en la casa de una de ellas y regresó a su vivienda.

Para Pizarro, el asesinato pretendía esconder motivos económicos que provocaban diferencias en la pareja. “Tanto la personalidad del imputado –avaro y pijotero– como de la víctima, aguerrida frente a sus pretensiones, permiten inferir que el conflicto personal y económico fue el motivo del hecho que investigamos”, señala el texto de la acusación.

Durante todo el juicio –que comenzó el 14 de marzo pasado–, solo Mario Gagna, un golfista que estaba Macarrón en Punta del Este jugando el torneo que el viudo ganó, habló de dinero. Mencionó un “sobre con dinero que le dieron de parte” de Daniel Lacase –abogado y “vocero” de Macarrón tras el crimen– para que le entregara a su suegro. Nadie profundizó esa pista.

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