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El Destape. Cómo vio la entrevista el diario oficialista

El presidente Alberto Fernández se sumó a la propuesta de organizar un gran acto en respaldo a la vicepresidenta Cristina Kirchner como respuesta al pedido de prisión e inhabilitación del fiscal Diego Luciani. «Tenemos que generar una gran movilización para defender la democracia, los derechos humanos y para pedir una justicia independiente», sostuvo anoche el Presidente, qu adelantó que este jueves se pondría en contacto con los integrantes del consejo del PJ Nacional «para ver qué proponemos y cómo lo hacemos». Desde distintos sectores del Frente de Todos ya se habían expresado en el mismo sentido. En el kirchnerismo apostaban a mantener a la militancia activa en las próximas semanas hasta desembocar en un acto impactante el día que Cristina diga sus últimas palabras ante el tribunal oral que la juzga, que calculan que será a mediados de octubre. Por eso una fecha tentativa que se barajaba era la del 17 de octubre.

«A los peronistas nunca nos preocupó estar en las calles», explicó Fernández en la entrevista realizada anoche en la señal TN. Insistentemente, los conductores que lo entrevistaron buscaban asociar la idea de una movilización con violencia, un argumento para el que echaban mano al cantito de «si la tocan a Cristina qué quilombo se va a armar». «Estar en la calle no quiere decir ser violento, es marchar pacíficamente con consignas. Nadie cultiva la violencia y la primera que no lo hace es Cristina», agregó el Presidente, quien dedicó todo el primer tramo de la entrevista a defender la inocencia de la vicepesidenta y marcar las inconsistencias de la acusación, que no dejó de calificar como «disparate». «Cristina es una mujer honesta», subrayó. 

Ante esa realidad, avaló la posibilidad de una movilización, idea que fue creciendo en las últimas horas ante la reacción espontánea de la militancia. Desde el lunes cuando, alentados por los canales opositores (el Presidente lo marcó anoche), algunos caceroleros fueron a manifestarse frente al domiclio de la vicepresidenta, la militancia juvenil decidió apostarse en los alrededores del edificio de la calle Juncal, en Recoleta, y permanecer allí con cantitos y banderas. Pasados tres días, allí continuaban. En un momento de la tarde, la vicepresidenta bajó a saludarlos y agradecerles. El martes también se habían congregado en un buen número en el Congreso para acompañarla en su defensa a través de las redes sociales. También de manera más o menos inorgánica, distintas actividades de apoyo se fueron repitiendo en varias zonas del país, de norte a sur. 

 “Esto tiene que terminar en una enorme movilización y pretendemos que todos los sectores del peronismo formen parte», había explicado más temprano la senadora Juliana Di Tullio, muy cercana a la vicepresidenta. Agregó su creencia que debería ser en octubre pero que «estamos discutiendo fechas». Había que ver si la agenda original de actividades acotadas hasta desembocar en un gran acto en casi dos meses no se vería acelerada por los hechos. Algo que destacaban en el kirchnerismo, era la uniformidad que había mostrado el Frente de Todos en el respaldo a la vicepresidenta. Desde gobernadores ideológicamente distantes a Cristina hasta la CGT y organizaciones sociales como el Movimiento Evita, quien desde hace tiempo mantienen una relación tensa con la vice.

«No nos une la búsqueda de la impunidad sino la búsqueda de justicia», explicó Alberto Fernández su coincidencia con Cristina Kirchner sobre esta acusación, que definió como de «una debilidad jurídica alarmante». Lo englobó en un cuestionamiento a la jusiticia en general, algo que -recordó- viene denunciando desde 2016. «En esta causa, Cristina Kirchner no tuvo nada que ver, no tengo ninguna duda», insistió el Presidente, por lo que no le pareció nada mal que el peronismo unido saliera a manifestarse a las calles en su apoyo.

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