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Advierten por una enfermedad que potenció el Covid

“Es fundamental para los pacientes de diabetes tener un buen control”, dice Matías Re, médico diabetólogo de planta del Hospital Italiano de La Plata y del Hospital Interzonal San Juan de Dios. Advierte que durante la pandemia se dispararon nuevos casos de diabetes y se complicaron cuadros ya existentes, pero a la vez da cuenta de cómo en estos últimos años cambió para bien la forma de controlar la enfermedad, lo que redunda en una mejor calidad de vida de los pacientes.

“Los médicos tenemos lo que llamamos métricas de control. La más conocida y que se utiliza hace mucho tiempo es la hemoglobina glicosilada, que es un análisis de sangre que uno puede pedir y nos da un promedio de los últimos tres meses. Pero es un promedio, y entonces no sabemos qué pasó en el medio. Muchos pacientes que están con insulina pueden tener momentos de hiperglucemia o glucosa alta, o momentos de hipoglucemia o glucosa baja”, explica Re.

El experto agrega que “si bien es una buena métrica, para nosotros es muy útil el automonitoreo capilar: los pacientes que están insulinizados se pinchan el dedo y ponen una gota de sangre en una tira reactiva, arroja un valor y la persona puede tomar una decisión de cuánta insulina se tiene que poner o no”.

– Ahí entonces el control sería más efectivo.

– Sí, eso nos permite un día a día, pero las personas con diabetes se pinchan tres, cuatro o cinco veces por día. Eso implica que se tengan que pinchar mucho el dedo y llega un momento en que se pierde sensibilidad. No es gratis.Matías Re, médico diabetólogo de planta del Hospital Italiano de La Plata y del Hospital Interzonal San Juan de Dios.

Matías Re, médico diabetólogo de planta del Hospital Italiano de La Plata y del Hospital Interzonal San Juan de Dios.

– ¿ Y controlarse la glucosa esa cantidad de veces es suficiente?

– En un día de 24 horas tener esa cantidad de controles termina siendo poco. Por eso en el último tiempo disponemos de monitoreos de glucosa intermitentes o el llamado monitoreo flash. Se coloca un parche en la parte de atrás del brazo, en el tríceps, y eso va ir acompañado a nivel subcutáneo con un pequeño filamento de cuatro milímetros. Y eso va a permitir ya sea con un lector o con un teléfono con una aplicación, escanear el parche (que tiene el tamaño un poco más grande que una moneda de 50 centavos) y obtener un valor de glucosa. Esto se censa cada minuto y arroja los valores de las últimas ocho horas y una flecha de tendencia. Nos dice cómo va a estar la glucosa en los próximos minutos.

– ¿Qué aporta a la ciencia esa información en tiempo real?

– Desde que aparecieron estos monitoreos cambió la forma en que insulinizamos. No digo que antes lo hiciéramos mal, pero más o menos. Casi todos los pacientes que están con insulina tienen una insulina lenta, basal, y una insulina correctiva. Durante mucho tiempo usamos dosis de insulina basal muy altas, porque no sabíamos qué pasaba en las noches. Los pacientes se medían en la cena y después en el desayuno. Para nosotros la noche era un momento ciego. A partir de los nuevos monitoreos empezamos a ver que durante las noches muchos pacientes hacían bajones de glucosa. Entonces ahora damos dosis de insulina lenta muchísimo más bajas que las que usábamos hace cinco o diez años. Por otro lado cambiaron las métricas. Hoy hablamos no tanto de un valor estático sino de un rango de normalidad. Todo eso hace que una herramienta tecnológica cambie la forma de insulinizar y de medirnos. Y lo que es fundamental: mejorar la calidad de vida de los pacientes. Cuando vos hoy hablás con un paciente que está con este tipo de monitoreo, te dice: “Yo cuando no tengo el parche me siento como ciego”. Es como ir en un barco sin brújula.

– ¿Qué cantidad de pacientes pueden acceder a los parches? ¿Los cubren las prepagas y obras sociales?

– El tema del acceso, como toda herramienta nueva y medicación nueva, necesita un tiempo para que se establezca y lo empiecen a aprobar las obras sociales, prepagas y sistemas de salud. Lo real es que las personas insulinizadas van a usar en promedio entre tres y cinco tiras reactivas por día. Lo que equivale a 150 tiras por mes. Con los parches necesitamos dos por mes porque duran 14 días. El precio de las 150 tiras es igual o incluso un poco mayor al de dos parches. Pero como con todo lo nuevo, algunos sistemas de salud siguen poniendo algunas trabas. Cualquier persona insulinizada con diabetes tipo uno o dos debería tener el acceso al monitoreo. Y si uno hace un buen resumen de historia clínica, justifica y explica, la gran mayoría de las prepagas lo están cubriendo.

– ¿Esto incluye tanto el parche como el lector?

– Sí, el tema es que hoy por hoy hay una aplicación, que se puede bajar en la gran mayoría de los teléfonos, con la que no hay necesidad de usar un lector. El teléfono casi siempre lo tenemos con nosotros y además, de esa forma, los datos se van subiendo automáticamente a una nube. Entonces es muy bueno para los médicos, cuando viene el paciente, tener los datos cargados del último mes o de los últimos dos meses. Otra de las cosas que cambió en el consultorio es que antes la pantalla de la computadora apuntaba hacia el médico. Ahora se comparte con el paciente para analizar los datos de las últimas semanas.

– ¿La bomba de insulina sería la instancia superior y definitiva del control?

– Hoy ya disponemos de un sistema integrado y automatizado, que viene con un monitoreo continuo, que censa la glucosa y eso le manda a la bomba información. En aquellos pacientes que tienen valores muy altos o muy bajos, si baja la glucosa la bomba corta de infundir insulina. Y al revés, si los valores están altos libera micro bolos de insulina. Estamos en presencia, cada vez más cerca, de lo que podríamos dar en llamar un sistema cerrado. Obviamente el acceso a estos sistemas es un poco más complejo y ya estarían indicados en diabetes tipo 1 y en personas que hayan fallado con otros sistemas. Pero lo real es que la tecnología en diabetes ha evolucionado muchísimo.

– ¿La pandemia potenció los casos de diabetes?

– Sí, y por varias razones. No sólo se produjeron nuevos casos de diabetes a partir del Covid. En el caso de la diabetes tipo 2 sin controles, comiendo lo que había en las casas y sin hacer actividad física, ha generado que en promedio las personas hayan aumentado de 4 a 6 kilos. Eso tiene un impacto bastante negativo en el metabolismo y hoy estamos viendo las consecuencias de esos dos años. Pacientes que hasta ese momento tenían buenos controles y hoy tienen retinopatías o nefropatías, eventos coronarios, accidentes cerebro vasculares, es decir, no sólo hubo más casos de diabetes sino también un empeoramiento o mayores complicaciones por la diabetes a partir de la pandemia y el encierro.

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