El ministro de Economía, Sergio Massa, visitó ayer la Casa Blanca y fue recibido por Jake Sullivan, Mike Pyle y Juan González, los consejeros del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden.
Allí, reforzó su imagen de garante de la estabilidad económica de la Argentina y el giro hacia políticas de centro, además de trabajar para instalar al país como proveedor confiable de alimentos y energía, lugar que deja por décadas Rusia.
Massa estuvo acompañado por el embajador argentino, Jorge Argüello; el secretario de Política Económica (viceministro), Gabriel Rubinstein; su jefe de asesores, Leonardo Madcur; y el subsecretario de la Cancillería para América Latina y el Caribe, Gustavo Martínez Pandiani. Además, por el país norteamericano estuvo el embajador Marc Stanley.
Los funcionarios «dialogaron sobre los efectos de la guerra en la economía argentina e intercambiaron ideas sobre cómo encarar de modo cooperativo los desafíos en seguridad alimentaria y energética global» y también «avanzaron en torno a iniciativas orientadas a incrementar el comercio bilateral y las inversiones».
La Argentina necesita que los principales diplomáticos convenzan a Biden de asegurar el apoyo de Estados Unidos en el Directorio del FMI para continuar con los desembolsos del programa (el lunes que viene se verá con la directora Gerente, Kristalina Georgieva), además de garantizar el visto bueno para inversiones de las multinacionales norteamericanas en Vaca Muerta y litio; junto a la aprobación de financiamiento de los organismos multilaterales (el BID y el Banco Mundial).
Estas dos entidades le dijeron a Massa que entregarán unos 4000 millones de dólares en los próximos meses, de los cuales al menos u$s 1200 millones reforzarán las alicaídas reservas del Banco Central (BCRA).