Luiz Inácio Lula da Silva, líder del Partido de los Trabajadores (PT) y candidato a presidente de Brasil, dio un vuelco en su discurso sobre el aborto y generó una fuerte repercusión no sólo de quienes lo apoyan sino también de su rival Jair Bolsonaro y el electorado más religioso, vinculado al evangelismo y afín con el actual presidente brasileño.
A sus dichos pasados de que el aborto era un “problema de salud pública” y que “todo el mundo debería tener derecho”, ahora se sumó un video que viene a contradecirse: “No solo estoy en contra del aborto, sino que todas las mujeres con las que me he casado están en contra del aborto”, manifestó Lula, en un extracto publicado por Metropoles.
“Creo que casi todo el mundo está en contra del aborto. No sólo porque somos defensores de la vida, sino porque debe ser algo muy desagradable, muy doloroso para alguien abortar”, agregó.
A pesar de eso, aclaró que hoy que el tema del aborto no es competencia de un presidente, sino que debe ser debatido en el Congreso, y destacó que la mujer es la que «tiene hegemonía sobre su cuerpo».
Todos los analistas políticos de Brasil vincularon este discurso en plena tensión por la segunda vuelta de las elecciones con la búsqueda de apoyo en un sector religioso donde Bolsonaro tiene mayor adhesión.
Es por eso que el actual mandatario no se la dejó pasar, y salió a recordarle su posición pasada: “Lula ahora intenta decir que está en contra del aborto, mientras es apoyado por quienes lo defienden; que es cristiano, mientras es apoyado por aquellos que odian la iglesia; que está en contra de las drogas, siendo apoyado por los que están a favor; que está en contra de la corrupción, mientras que él y su banda fueron arrestados por ello”, escribió el mandatario en su cuenta de Twitter.
“La izquierda dice estar orgullosa de sus banderas, pero las esconde en un año electoral. Saben que si dijeran la verdad sobre lo que predican, nunca serían aceptados, por eso mienten sobre lo que sienten. Podrían ser honestos y dejar que la gente decida, pero la codicia y la ambición hablan más fuerte”, continuó.
“No hay nada más vergonzoso que defender una idea contraria a todo lo que crees solo para ser aceptado. Es la peor señal para un líder. Después de todo, aquellos que, a través del poder, son capaces de dejar de lado incluso sus propios valores, nunca moverán un dedo para defender los de una nación”, concluyó.
Lo cierto es que a pesar de este discurso de Lula, tanto él como su partido han señalado que no tienen intenciones de modificar la ley que permite acceder a la interrupción del embarazo por tres causas: violación, riesgo en la vida de la madre y cuando el feto es inviable.
Pero sí se ocuparon de destacar cuatro razones por las que negar las asociaciones que la oposición hizo entre Lula y el «diablo«. La primera es que “Lula cree en Dios y es cristiano”. La segunda, que “Lula no tiene pacto ni jamás conversó con el diablo”. Después, que “Lula cree que un presidente debe cuidar a quien tiene hambre”. Y, por último, que “con Lula en la presidencia, Brasil vivió un momento de prosperidad y el país llegó a ser la sexta economía del mundo”.