El fin de semana pasado, en una cena en un club de tenis de Punta del Este para unos sesenta empresarios argentinos radicados en Uruguay, Gianfranco Macri, uno de los dos hermanos del expresidente, decidió sentarse en la misma mesa que la anfitriona: Patricia Bullrich. La titular del PRO venía riéndose de la posible filtración del video donde amenazaba a Felipe Miguel, y aprovechó para darle volumen a su fundraising de campaña, donde colabora una exfuncionaria porteña del área social.
Ese mismo fin de semana, Horacio Rodríguez Larreta festejaba su cumpleaños en un country de zona norte con apenas un grupo de familiares. Allí, un mentalista y mago de renombre, que realizaba juegos y trucos, le regaló un mazo de cartas especiales. A la hora de las preguntas, un amigo del cumpleañero consultó sobre la posibilidad de que gane la presidencia. El mentalista respondió: “Va a ganar Horacio, y cómodo”.
Con todo, el martes será un “supermartes opositor”. Mauricio Macri eligió convocar a las 9.30 de la mañana a un pequeño grupo de referentes del PRO para intentar, cara a cara, calmar las aguas. No será ni en su casona, con vista al río y una fuente en la entrada, de Acassuso, ni en sus oficinas en el tercer piso de Avenida del Libertador. Será en la calle Alberdi, a tres cuadras del Puerto de Olivos. Los asesores de Macri cambiaron de lugar para evitar a los medios.
La cita será una de sus últimas actividades antes de viajar a Qatar para disfrutar del Mundial y trabajar como titular de la Fundación FIFA. Además de Larreta y Bullrich, están convocados María Eugenia Vidal (quien sigue recorriendo el interior como precandidata presidencial), el jefe del bloque del PRO, Cristian Ritondo, y el senador Humberto Schiavoni, más el neobullrichista Federico Pinedo.
Ese mismo día, a las 18, habrá otro encuentro clave, esta vez de la mesa nacional de Juntos por el Cambio y de manera virtual. El animador de la reunión es el titular de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro. No se reúnen desde mitad de año, cuando las tensiones afloraron. Ya venían avanzando con el tema el titular de la UCR, Gerardo Morales, con Bullrich y Ferraro pero se había enfriado. Fue Ferraro quien volvió a la carga y logró encolumnar a todos para pasado mañana.
Habrá señales de concordia. A lo sumo se espera alguna chicana menor. Ya hay intercambios de WhatsApp entre los jefes de partido y legisladores con el fin de que, tras ese encuentro, salga un comunicado de armonía generalizada.
Sin embargo, la tensión en el seno del PRO no solo se da en la cúpula de dirigentes. En un Zoom, hace dos meses, donde debían ratificarse las intervenciones en provincias donde el partido no está normalizado, el presidente del PRO riojano, Julio Sahad –quien el año pasado desistió de su postulación luego de un acuerdo de Bullrich con la UCR– pidió explícitamente la expulsión de la exministra de Seguridad de la presidencia del partido amarillo. “La Piba” le respondió sin chicanas y con argumentos sólidos. Aunque se le escapó un “lo que pasa es que ustedes son de Larreta”. La escuchaba, entre otros, la radical Silvana Giudici, quien intervino al PRO en Santa Cruz por el bullrichisimo. Tras el cruce, el sanjuanino Enzo Cornejo, también titular del partido a nivel provincial, le espetó: “Patricia, vas a venir a San Juan y no nos avisaste, me entero por una dirigente que además me denunció y que no es parte del partido”. Bullrich respondió: “No, estamos viendo con mi equipo si vamos ahí, la idea es ir a Mendoza, no confirmamos aún”. En ese instante, Álvaro “Laucha” Martínez, titular del PRO provincial, la increpó: “¡Pero Patricia, a mí no me avisaste que vas a venir a Mendoza!”. Un problema de conexión, o una desconexión política, la marginaron del Zoom y su imagen quedó congelada y luego fuera del encuentro virtual.
En este marco, Bullrich sigue con su marcha y su objetivo. Ya blanqueó que no se bajará ni aunque Macri se postule nuevamente. Y sigue con su armado por el interior: esta semana a su armado, La Fuerza del Cambio, sumó a un intendente radical de Río Negro vía Sebastián García de Luca, el diputado y exviceministro político del Interior.
Por su lado, Larreta comenzará a federalizar más su imagen, sumó a un trío de leales e históricos asesores para reforzar su mesa política (Eduardo Macchiavelli, Federico Di Benedetto y Christian Coelho) y se lo verá más activo que nunca en los medios de comunicación bajo cuatro ejes: seguridad, un plan de estabilización económica, una mirada de futuro y la salida de la grieta.
Del lado de la UCR también hay grietas internas. El rechazo de Morales y Martín Lousteau a Macri, con Larreta y Emilio Monzó escuchándolos, provocó un desprendimiento: el gobernador correntino, Gustavo Valdés, el senador Alfredo Cornejo (coquetea con ser vice de Bullrich) y el diputado cordobés Rodrigo de Loredo exaltaron la figura del expresidente y mostraron sus disidencias.
Valdés todavía no definió su futuro. Puede jugar a vice de una fórmula sin dejar la gobernación, Cornejo está muy cerca de Bullrich y De Loredo busca sacar ventaja del veto que viene imponiéndole Macri a Luis Juez. De hecho, el senador cordobés, quien ganó en 2021, le escribió varios mensajes al expresidente, quien le clavó el visto. Quiere reunirse con él. El apoyo de Larreta ya lo tiene.
Ahora bien, ¿el verdadero mandamás de esa facción radical disidente respecto de Morales, el diputado Emiliano Yacobitti, juega a dos puntas o fueron actitudes individuales para no cerrar nada?
Con todo, Morales y la UCR pretenden un candidato propio (Facundo Manes venía encaminado pero las tensiones con varias decisiones unilaterales lo complicaron). Pero esperarán. El viernes el exdiputado José Cano, ladero de Morales, estuvo con Larreta en Tucumán. Es de los que pujan para que terminen en una fórmula.
La CC también hoy está más cerca de Larreta. Sin un candidato a presidente aún, Ferraro es hoy uno de los más cercanos al jefe de Gobierno, con quien cenó esta semana. Elisa Carrió juega sus fichas: postula a Fernán Quirós para la sucesión de Uspallata (hasta que se decida a jugar por la Ciudad la diputada Paula Oliveto) y, aunque no lo diga, está muy lejos de Bullrich y no cree que Macri deba ir por un “segundo tiempo”. Por el contrario, un dato anima la cercanía con Larreta: él le agradeció telefónicamente la defensa personal que hizo en la mesa de Mirtha Legrand de su flamante relación de pareja.