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Los obispos dicen que el Papa Francisco es malinterpretado en su país y culpan a la grieta

Losobispos de todo el país -más de un centenar entre activos y retirados- realizaron esta semana su segunda y última asamblea del año al término de la cual no difundieron una declaración sobre la realidad nacional como tampoco lo hicieron al finalizar la primera, en abril. La explicación que dieron es que en tiempos de grieta todo lo que digan será manipulado tanto por uno u otro sector, de acuerdo con la conveniencia de cada parte.

Creen que eso también -y sobre todo-le pasa al Papa Francisco.Aunque, en el caso del pontífice, desde que dijo “hay que ayudar a Cristina”, temeroso de que no completara su segundo mandato presidencial, y desde que apareció con un gesto adusto junto al entonces presidente Mauricio Macri,molesto porque le atribuía a su gobierno hacerle “campaña en contra”, fue ubicado de un lado de la grieta: como kirchnerista.

De hecho, el principal argumento que esgrime el Vaticano para desaconsejar una visita del Papa a su patria es, precisamente, que Francisco “cayó en la grieta”. Y que, en ese contexto, todo lo que diga o haga en su país será objeto de interpretaciones sesgadas y controversias que terminarán complicando su viaje e impidiendo que sea -como él anhela- un aporte a la unidad de los argentinos.

En una carta de salutación que le enviaron al pontífice al promediar sus recientes deliberaciones, celebradas en Pilar, los obispos lo dicen con todas las letras: “Queremos ser fieles a Dios y testimoniarlo con amor evangélico. Como te sucede tantas veces, no resulta fácil hacerlo en tiempos duros, donde todo es interpretado de modo sesgado y según miradas e intereses que nos son ajenos”.

Horacio Rodríguez Larreta y el Papa Francisco. (Fotos: archivo TN)
Horacio Rodríguez Larreta y el Papa Francisco

Ponen como ejemplo las carta que el Papa le envió en los últimos días al juez Alejandro Slokar, alineado con la agrupación kirchnerista Justicia Legítima en su calidad de presidente de la Asociación Argentina de Profesores de Derecho Penal, y la que le mandó al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, con motivo de la cumbre de alcaldes que se hizo en Buenos Aires.

Afirman que muchos destacaron solo la carta a Slokar por la simpatía de este por el kirchnerismo y el señalamiento del Papa de contar con jueces probos -además de su advertencia de no abusar de las prisiones preventivas- como si fuese un guiño a los hasta ahora fallidos intentos de Cristina de reformar el Poder Judicial para zafar de las causas por corrupción que la acechan.

En cambio, puntualizan, nadie comentó la carta a Rodríguez Larreta en la que lo trata de “querido hermano” y en la que elogia que los alcaldes se hayan reunido para acordar acciones ante el cambio climático. Paralelamente, el gobierno porteño organizó -con beneplácito papal- un foro interreligioso sobre el medioambiente como un aporte a los intendentes.

La cuestión de la grieta atravesó el plenario de obispos. En la misa de apertura, el presidente del Episcopado, monseñor Oscar Ojea, afirmó que “la profunda división en la que vivimos como sociedad es un motivo de escándalo y causa de perplejidad para muchas personas” , siendo la “honda fractura del cuerpo social” lo que más los aflige.

El tema volvió a aparecer en un debate posterior a un panel sobre la situación socio-cultural del país entre cuyos expositores se contó el director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, Agustín Salvia. Allí se coincidió en que los políticos cada vez hablan más de diálogo y consensos, pero no avanzan en esa dirección.

Finalmente, los obispos decidieron terminar su asamblea el viernes con un gesto: yendo a la basílica de Luján a rezar “por la paz y la unidad de los argentinos”. En la ocasión, el cardenal Mario Poli abogó por aquellos “que más padecen estas horas de prueba, privadas de lo necesario para una vida digna”.

Pero también hay que decir que la Iglesia en el país quedó envuelta en situaciones cuanto menos confusas. La “Misa por la Paz y la Fraternidad” oficiada también en Luján, tras ser convocada por el intendente de esa ciudad y a la que se plegó el gobierno, terminó siendo una expresión partidaria.

Ahora bien: ¿es acertado no emitir declaraciones ante el riesgo de que sean manipuladas? En un editorial la prestigiosa revista católica Criterio se pregunta frente a las causas de corrupción si “existen razones que justifiquen una actitud de silencio y aparente indiferencia” por parte de la Iglesia.

El presidente Alberto Fernández, junto a Eduardo Duhalde, durante la misa que se celebró en la Basílica de Luján "por la Paz y la Fraternidad de los argentinos". (Foto: NA/Mariano Sánchez)

En ese sentido, señala: “A la Iglesia y, en particular, al episcopado argentino le llevó muchos años sobreponerse a las acusaciones de complicidad con la dictadura, fundadas en la actuación escandalosa de algunos pocos y la omisión silenciosa de la mayoría, con pocas y notables excepciones”.

”No vaya a ocurrir ahora -advierte la publicación fundada hace 95 años- que la sociedad se sacuda la indiferencia frente a la corrupción sistémica y descubra a la Iglesia nuevamente del lado equivocado”.

Tras señalar que los cambios no llegarán desde el poder, sino de la inmensa mayoría de los ciudadanos decentes, dice que estos “necesitan del respaldo de sus comunidades, incluidas las iglesias”.

”La omisión también es una falta”, concluye.

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