Reformas estructurales, cambios “profundos y urgentes”, anuncios en las primeras 100 horas de un eventual gobierno. Horacio Rodríguez Larreta no dejó de apelar a la figura de la maratón, en alusión a su estrategia de no precipitarse para llegar con aire al final de la carrera presidencial, aunque con su discurso busca diluir la dicotomía de duros y moderados en el PRO. También la de shock versus gradualismo sobre al programa económico. «Nada se soluciona con maquillaje y no tenemos tiempo para especular ni para ser tibios», aseguró hace unos días en el acto de la UIA.
Las posiciones más firmes, con el argumento de que la crisis demandará decisiones drásticas a la próxima gestión, apuntan a la vez a la disputa con Patricia Bullrich y al desafío incipiente a Mauricio Macri por el liderazgo del espacio. El jefe de Gobierno lo expuso al declarar que la conducción del espacio depende de la mesa nacional y no del ex presidente. Más duro en la interna, más moderado luego para ampliar, según la estrategia diseñada en la sede de la calle Uspallata.
Aun así Rodríguez Larreta no se moverá de su propuesta de superar la grieta y alcanzar un «acuerdo amplio» para avanzar con las reformas, en ese sentido una marcada diferencia con Macri y Bullrich. «Se necesita mucho más coraje para buscar consenso con los que piensan diferente», remarcó.
Desde hace un tiempo el alcalde porteño insiste en que el próximo presidente no tendrá 100 días sino 100 horas para definir el rumbo de su gobierno. «Es una imagen para terminar con la discusión eterna que nos ha cruzado como espacio político, si aplicamos shock o gradualismo. Tenemos un conflicto social, económico y de seguridad tan grande que requiere de medidas urgentes», descontó un funcionario de la Ciudad involucrado en la estrategia, y adelantó que podría funcionar como «espejo» lo que hizo Luis Lacalle Pou en Uruguay, con la presentación de un proyecto de ley de urgente consideración a pocos días de asumir.Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri, en la presentación del libro Para qué en La Rural
«Ya no hay margen para la discusión de si somos tibios o duros», buscarán dar por superada la dicotomía cerca de Rodríguez Larreta. Sin aceptar un corrimiento hacia una posición más intransigente, el jefe de Gobierno porteño asegura que había dado muestras de firmeza con el conflicto con Nación por el recorte de la coparticipación a la Ciudad, las controversias por las clases durante la pandemia y el operativo de seguridad frente al departamento de Cristina Kirchner.
Los indicadores sociales y económicos funcionan como argumento para la aceleración, y también atribuyen una incidencia a la aparición de Javier Milei, el discurso libertario y las posturas más drásticas del propio Macri. «Si el sistema da dos pasos hacia la derecha, nosotros nos movemos un paso. El centro también se corre», resolvió Rodríguez Larreta hace unos meses.
Tomando la figura de los pasos, si Macri anunció en su libro Para qué la privatización o eliminación de una “larga lista” de empresas estatales deficitarias, el jefe de Gobierno porteño hará eje en la necesidad de que equilibren sus cuentas y no descartará esas medidas para una segunda instancia: «Privatizar o no es una decisión táctica. Lo importante es que las empresas dejen de dilapidar recursos lo más rápido posible».Cristian Ritondo, Patricia Bullrich, Federico Pinedo, Humberto Schiavoni y Diego Santilli, en el desayuno del PRO la semana pasada.
Las medidas enunciadas incluyen reformas laboral, impositiva y previsional, con acuerdos con algunos sectores. «Tiene que haber un consenso que exceda la fuerza que te den los votos. Si ganás la elección con 45%, no se puede ir con ese porcentaje al Congreso. Los cambios laborales hay que discutirlos con los gremios, no con todos, pero con una parte sí. Y así en todos los temas», explicaron en la sede de Uspallata, y como error que intentarán no repetir dieron como ejemplo la fórmula de movilidad jubilatoria sancionada en la gestión de Macri: «Se aprobó a las trompadas, con las toneladas de piedra en la calle y un caos en el recinto, después subió Alberto y esa ley duró dos meses«.
Si Rodríguez Larreta trata de diluir el contraste, Bullrich resalta la cuestión del carácter en cada discurso, en medio de la disputa apaciguada por la tregua en el desayuno de la semana pasada. «¿Saben qué necesitamos? Un Gobierno valiente, con coraje, que no le tenga miedo al cambio y se anime y juegue por todos los argentinos», insistió la titular del PRO en la presentación de sus equipos técnicos en Rosario.
«El resultado de los focus group», ironizaron cerca de la ex ministra sobre la estrategia de Rodríguez Larreta. «Estaba sufriendo bastante con la moderación. Cuando se junten los electorados de Patricia y de Mauricio, se acabó la discusión», desafiaron.