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A 25 años del estreno de Titanic: Por qué consideraron un disparate a la película

“Va a ser como Romeo y Julieta a bordo del Titanic”, avisó de entrada James Cameron al dejar boquiabiertos a los ejecutivos del estudio Fox mientras les presentaba, allá por mediados de los ’90, su próximo proyecto.

El director aprovechó la carta blanca que tenía gracias a la popularidad de las dos Terminator y, sobre todo, a la reciente Mentiras verdaderas, un éxito de taquilla a pesar de haber sido la primera película cuyo costo superó los 100 millones de dólares.

Esta va a costar 150 millones y no va a tener secuelas”, redobló la apuesta James Cameron y se mostró capaz de venderles un témpano a los esquimales, aunque hoy pareciera mucho más difícil conseguir esa ansiada luz verde para un proyecto de aquel riesgo con esas características dentro de una industria superpoblada por superhéroes.James Cameron hoy. Su película "Avatar" batió el récord de racaudación de su otro filme, "Titanic". Foto Vianney Le Caer/APJames Cameron hoy. Su película «Avatar» batió el récord de racaudación de su otro filme, «Titanic»

Ese barco es mi obsesión

El cineasta estaba obsesionado con el hundimiento del Titanic desde que se sumergió, a fines de los ’80, en las profundidades del mar al filmar El secreto del abismo. “Muchachos, quiero que esto sea como si hubiéramos viajado en una máquina del tiempo y filmamos lo que pasó”, le exigió Cameron a su equipo al comenzar el rodaje.

El cineasta ya había pasado más de un año en la investigación de los detalles del hundimiento, que incluyó varios descensos al lugar donde descansan los restos del barco.

James Cameron generó preocupación en Hollywood al fallar en el cumplimiento de los plazos de entregas y, sobre todo, en el presupuesto. La prensa especializada ya especulaba con el fracaso de la película y se burlaba por anticipado con todo tipo de comparaciones desafortunadas entre ambos Titanics, barco y película. Hasta que en diciembre de 1997 por fin llegó el estreno.

El éxito que tapó la boca a todos

El éxito de Titanic fue descomunal, al punto de medirse en miles de millones y mantuvo su récord de recaudaciones durante años hasta que el propio James Cameron decidiera batirlo con Avatar, un proyecto que a priori sonaba todavía más disparatado, pero esa ya es otra historia, una que hoy encuentra al director todavía en medio de su segundo capítulo.

Titanic fue la película que puso al cineasta en la cima del mundo. La Academia de Hollywood reconoció el trabajo de Cameron con un récord de catorce nominaciones al Oscar en categorías distintas y el filme se quedó con once de las estatuillas, hito que hasta entonces había sido logrado nada más que por Ben-Hur.

El director le agradeció a la Academia al exclamar “soy el rey del mundo” como el grito desaforado en la proa del barco de Jack, personaje por el cual Leonardo DiCaprio fue ninguneado en la premiación.Una escena de "Titanic", película que cumple 25 años.Una escena de «Titanic», película que cumple 25 años.

La relación con los actores protagonistas

James Cameron tuvo problemas de entrada con los protagonistas. El director quería que Rose fuera interpretada por Gwyneth Paltrow en lugar de Kate Winslet, que con 23 años ya había hecho tantas películas de época que la habían apodado Kate Corset.

A los 21, Leonardo DiCaprio era una estrella juvenil que venía de hacer la moderna versión de Romeo + Julieta de Baz Luhrmann y se la hizo más complicada al cineasta con sus caprichos. Leo se negó de entrada a hacer lecturas de guión y, aunque luego tuvo que ceder, insistió también sin éxito en modificar, por consejo de su padre, cuestiones relacionadas con el origen de Jack.Una imagen de "Titanic", a 25 años de su estreno.Una imagen de «Titanic», a 25 años de su estreno.

Cameron decidió embarcarse igual con los jovencitos DiCaprio y Winslet, que se convirtieron de inmediato en perfectos Jack y Rose y son el verdadero motor de Titanic. El abrazo, con “gesto de avioncito”, entre el galán laburante y la chica rica sensible en la punta del buque es una imagen que consiguió perdurar todavía más que el propio hundimiento.

Ese momento fue el preámbulo del quiebre de Rose, al pedirle a Jack que la dibujara vistiendo sólo su emblemática esmeralda, otra escena imborrable para cualquier espectador.

Y desde ahí nomás hay un par de pasitos al encierro en la bodega del barco dentro de un auto cuyas ventanillas se empañan a pura fuerza de amor, para romper con todos los prejuicios de clase que cargaban los personajes, mientras resuena el motivo inolvidable de My Heart Will Go On, de Celine Dion.

Problemas con el final

La orquesta del Titanic, en la recreación de la película de James Cameron.La orquesta del Titanic, en la recreación de la película de James Cameron.

El final de Titanic fue lo más problemático para Cameron, pero no por la proeza técnica del hundimiento del buque, sino porque a veinticinco años del estreno todavía necesita dar explicaciones sobre la muerte de Jack y por qué no podían mantenerse los dos a flote sobre esa puerta que hizo las veces de la balsa que sostuvo a Rose hasta el rescate.

El director, harto del cuestionamiento, está dispuesto a presentar un estudio forense que llevó adelante junto a un experto en hipotermia que reprodujo las mismas condiciones del desenlace de la película para concluir que era imposible la supervivencia de los dos en la balsa.

Más allá de cualquier tipo de prueba, la mejor conclusión es que jamás hay que subestimar el peso dramático. El romance entre Jack y Rose parecía imposible de hundirse y ese desenlace catastrófico es indispensable para poner en segundo plano la tragedia real del Titanic al mismo tiempo que se la rememora.

Cameron hizo un melodrama sobre la muerte y la separación, que no hubiera tenido sentido con la supervivencia de Jack. El director, un cuarto de siglo después, todavía insiste en que el protagonista “tenía que morir. Es una película de amor, sacrificio y muerte. El amor se mide por el sacrificio. Es como Romeo y Julieta”.

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