Categorías
Cultura Noticias

El Louvre limita los visitantes diarios para tener «más espacio» para circular

El hecho se ha convertido en un desagradable rito de iniciación para los turistas que visitan París: tratar de ver a la Gioconda, la diva pensativa encerrada en vidrio a prueba de balas a través de una multitud de brazos, cabezas y iPhones en alto en el enorme Museo del Louvre.

No más. O al menos, eso es lo que parece esperar la dirección del Louvre después de que esta semana se informara que ha decidido limitar la asistencia diaria en aproximadamente un tercio, a 30.000 personas, política que ha estado en vigencia silenciosamente durante varios meses. En los días más concurridos antes de la pandemia de coronavirus, el Louvre podía atraer hasta 45.000 personas por día, dijo el museo.

Al explicar la decisión, Laurence des Cars, director recientemente nombrado del museo, pareció reconocer que las visitas al Louvre, que recibió unos 10 millones de turistas en 2019, lo que hizo de él uno de los museos más populares del mundo, se habían vuelto quizá algo no tan sereno como un paseo a lo largo del Sena.En 2019, antes de la pandemia, muchos turistas nunca estuvieron más cerca que esto para ver a la Gioconda, de Da Vinci. Foto Elliott Verdier para The New York TimesEn 2019, antes de la pandemia, muchos turistas nunca estuvieron más cerca que esto para ver a la Gioconda, de Da Vinci

Ya antes de la pandemia, el Louvre estaba analizando minuciosamente la gestión de las multitudes porque muchas galerías estaban invadidas por un exceso de turistas. También había tratado de mejorar la experiencia de los visitantes, entre otras cosas, ofreciendo sesiones de yoga cerca de las obras maestras de Jacques-Louis David y Rubens.

“Me gustaría que una visita al Louvre fuera un momento de placer, especialmente para las personas que descubren el museo por primera vez, lo que significa el 60% de nuestros visitantes”, dijo des Cars.

La asistencia al museo en 2022, agregó, se recuperó a 7,8 millones de personas, un 170 % más que en 2021, un año azotado por la pandemia, pero un 19 % menos que en 2019, antes de que llegara el coronavirus.

Postpandemia

El renacimiento, que los funcionarios del Louvre atribuyeron a los turistas de Estados Unidos y Europa, fue representativo de la medida en que el Louvre se había recuperado después de que las restricciones de viaje por el coronavirus afectaran a los museos de París y todo el mundo.

La decisión del Louvre de controlar el número de visitantes se toma en momentos en que los museos de la capital francesa acaban de dar a conocer que la cantidad de turistas fue relativamente grande después de que la asistencia se desplomara en 2020 cuando llegó el coronavirus y los turistas, especialmente los de Asia, se mantuvieron alejados.La decisión del Louvre de controlar el número de visitantes se toma en momentos en que los museos de la capital francesa acaban de dar a conocer que la cantidad de turistas fue relativamente grande después de que la asistencia se desplomara en 2020. Foto ALAIN JOCARD / AFPLa decisión del Louvre de controlar el número de visitantes se toma en momentos en que los museos de la capital francesa acaban de dar a conocer que la cantidad de turistas fue relativamente grande después de que la asistencia se desplomara en 2020

Sin embargo, la asistencia a otros museos como el Palacio de Versalles y el Museo de Orsay también está por debajo de las cifras anteriores a la pandemia, algo similar a lo que ocurre con las instituciones culturales de los Estados Unidos.

Como muchos museos de todo el mundo tienen dificultades para recuperar visitantes, los observadores culturales dicen que la decisión del Louvre de mantenerlos a raya probablemente se vio impulsada por una dama italiana del siglo XVI decididamente influyente.

James Gardner, autor de El Louvre: Las muchas vidas del museo más famoso del mundo, señaló que el Louvre tenía un «problema de Mona Lisa» que había hecho que visitar la institución, una fortaleza medieval reconstruida para servir como palacio real en el siglo XVI, fuera “intolerable”.

Resolver el problema, agregó, era un imperativo nacional, dado que el Louvre era fundamental para la identidad cultural francesa y literalmente el núcleo físico de una capital que se veía a sí misma, con justicia o no, como el centro del mundo.

“Limitar el número mejorará la experiencia de visitar el Louvre”, dijo. “Ahora, tenemos un montón de personas tratando de ver la Mona Lisa y la congestión puede ser insoportable. A solo unos pasos, tenemos otras cuarenta obras maestras: hay cuatro da Vinci en la Grande Galerie a solo unos metros de distancia, pero todo el mundo lo que está mirando es la Mona Lisa, una italiana pintada por un italiano que se ha vuelto completamente francesa”.“Limitar el número mejorará la experiencia de visitar el Louvre”, explicaron desde el museo.“Limitar el número mejorará la experiencia de visitar el Louvre”, explicaron desde el museo.

Si la Mona Lisa fuera retirada y puesta en una galería privada, agregó, tal vez en el cercano Jeu de Paume, eso ayudaría a resolver el problema de una vez por todas. (En 2019, Jason Farago, crítico general de The New York Times, sugirió construir un pabellón para ella, quizá en las Tullerías).

Pero Guillaume Kientz, quien se desempeñó durante nueve años como curador de arte español y latinoamericano del Louvre y ahora es director del Museo y Biblioteca de la Hispanic Society de Nueva York, respondió que limitar el número diario de visitantes corre el riesgo de alejar a las personas al hacer que las visitas al Louvre sean demasiado engorrosas.

Sin embargo, dijo que quizá fuera necesario dado que la entrada del museo, junto a la famosa Pirámide de I. M. Pei, había tenido cuellos de botella que ocasionaban esperas a veces interminables.

“En un mundo ideal no es bueno poner límites a la asistencia a un museo, ya que ir a un museo debería ser espontáneo y natural y no requerir tanto esfuerzo”, señaló. “Agregar otra barrera no es una buena idea”.

Edmund White, novelista estadounidense que vivió en París durante quince años y visitaba con frecuencia el Louvre, dijo esperar que la nueva política mantenga alejados a los irritantes adoradores de íconos.

Declaró en una entrevista que la situación con la Gioconda recordaba la Exposición Universal de Nueva York de 1964, cuando visitantes demasiado entusiastas contemplaron la Piedad de Miguel Ángel desde una pasarela móvil.

“Esta adoración de los íconos tiene que detenerse: hay turistas estadounidenses que van al Louvre y ni siquiera saben lo que están mirando”, añadió.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *