Cuando en la noche del 24 febrero de 2022 Rusia empezó la invasión a Ucrania, Igor Klymenko tenía 17 años y estaba terminando su último año de la secundaria en Kiev, donde vivía junto a su familia. Las bombas explotaban cada vez más cerca e Igor tomó la rápida decisión de huir hacia las afueras de la ciudad para refugiarse en un sótano junto a otras ocho personas. Allí completó sus estudios, a distancia, mientras perfeccionaba un dron detector de minas en el que venía trabajando desde hacía ocho años.Igor Klymenko probando el detector de minas.
“Era aterrador escuchar los aviones y las explosiones, pero sabía que la educación era la clave para marcar la diferencia”, le dice ahora, desde Edmenton (Canadá), donde está estudiando Matemáticas e Informática en la Universidad de Alberta, una de las cinco más prestigiosas de ese país, al tiempo que cursa online la carrera de automatización de tecnologías integradas por computadora en el Instituto Politécnico de Kiev.Igor Klymenko, mejor estudiante del mundo, estudia ahora en la Universidad de Alberta, en Canadá.
“Quiero aplicar lo que aprendo para desarrollar mi dron y resolver el problema mundial de las minas terrestres”, cuenta -ambicioso-, sobre su futuro próximo. “No tengo idea de cuándo terminará la guerra, pero sé que la crisis seguirá durante mucho tiempo. Y la gente que conoce del tema está diciendo que, una vez que termine la guerra va a llevar más de 50 años quitar todas las minas de Ucrania”, le cuenta ahora desde a través de Zoom, derrochando toda su simpatía.Igor Klymenko festeja con su familia cuando obtuvo el premio.
Fue la tenacidad en el estudio, más el potencial impacto en la comunidad del proyecto de dron detector de minas las principales razones que llevaron a que Igor fuera elegido como el mejor estudiante del mundo por el jurado del Global Student Prize 2022, un premio global que otorga 100.000 dólares al ganador.Igor Klymenko en Nueva York, donde recibió la estatuilla, durante la semana de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Compitió contra casi 7.000 postulantes de 150 países. Nicolás Monzón (25), un argentino que viene de una familia humilde de Quilmes, que ahora está haciendo tres carreras y creó una empresa de software había quedado seleccionado entre los 10 mejores estudiantes del mundo.Nicolas Monzon , estudiante argentino que quedó entre los 10 mejores del mundo
¿Cómo es el dron antiminas de Igor? “El dispositivo que desarrollé se llama Quadcopter Mines Detector. Detecta minas terrestres antipersonal y antivehículo, y transmite las coordenadas al operador con un margen de centímetros. Puede detectarlas sin activarlas -cuenta Igor-. La idea se me ocurrió por primera vez cuando tenía 9 años y vi noticias sobre la invasión de Rusia a Crimea. En ese momento, resolví hacer lo que pudiera para ayudar a mi país”.
“Siempre me ha interesado la ciencia y pasaba horas estudiando libros sobre robótica y discutiendo mis ideas con mis profesores. Cuando Rusia invadió Ucrania el año pasado, me comprometí aún más a ayudar a mi país y salvar vidas, así que continué perfeccionando mi dron desde el sótano en el que nos estábamos refugiando”, agrega.
Igor ya tiene listo el prototipo del dispositivo, que ha recibido dos patentes oficiales en Ucrania. Ahora está trabajando en el desarrollo de un producto mínimo viable para poder probarlo en el mundo real.El dispositivo detector de minas que creó Igor Klymenko
El mejor estudiante del mundo cuenta que las hostilidades por la invasión de Rusia hicieron que la educación se transformara, para todos los ucranianos, en un verdadero desafío. Por cuestiones de seguridad y como en el peor momento de la pandemia, todas las clases tuvieron que pasar a dictarse online, en forma remota.Igor Klymenko en Zoom.
“La guerra me ha quitado mucho, pero estaba decidido a que no me quitaría la educación también. Estoy muy agradecido por la ayuda y el aliento de mis profesores. A pesar de que muchos de ellos se unieron al ejército, continuaron apoyándome por teléfono y a través de Zoom. Ellos me motivaron a seguir trabajando en mi dron y sin su apoyo no estaría donde estoy hoy”, le cuenta Igor.
También cuenta que en Ucrania la mayoría de las escuelas para menores de 16 años, como la que va su hermana, todavía siguen en formato remoto. “Mi familia sigue viviendo en el campo, no volvió a Kiev porque el campo es más seguro. Conozco algunas escuelas que retomaron la presencialidad, pero todos deben ir al sótano cada vez que se escuchan la sirenas por posibles ataques”, cuenta Igor desde el Zoom.
Igor dejó a muchos de sus amigos en Ucrania, que ahora viven en distintos lugares del país, y dice que esto lo pone “ansioso”, porque muchas veces pierde contacto y noticias sobre ellos.Desde chico Igor Klymenko tuvo una enfermedad muy fuerte de la que casi muere. “Con la fuerza de ánimo y el trato en Cuba al cuidado de especialistas, pude superarlo”, dice.
“Escuchar explosiones afuera nos puso frente a la situación de que cada día puede ser el último. En ese contexto, saber que mi gente estaba luchando y defendiendo a mi país me motivó a persistir con mi dispositivo”, afirma Igor. También dice que le gustaría volver a Ucrania una vez que se gradúe en la universidad de Canadá, él calcula que será dentro de tres años.Aún con el brazo quebrado, Igor Klymenko participó de chico en una competencia de robótica.
Más allá de la guerra en Ucrania, Igor quiere ahora que su dispositivo transcienda y pueda salvar vidas en muchas partes del mundo donde se viven conflictos armados. “Espero que el jurado del premio haya visto el potencial que tiene mi proyecto para ayudar no solo a Ucrania, sino al mundo. Aunque Ucrania es uno de los países más minados, es un problema que también afecta a otros 60 países”, dice.
Igor reconoce que este premio no hubiera sido posible sin su familia y sus amigos. “Me dieron un gran apoyo mientras desarrollaba mi dron. Ellos estaban muy orgullosos de mí cuando gané el Global Student Prize. Además, mi trabajo está muy inspirado por ellos, por mi familia, amigos, maestros y la gente de Ucrania, que están luchando por nuestra libertad. Para mí, todos son verdaderos héroes”, afirma.Igor Klymenko en la competencia de Lego.
Y cuenta las vicisitudes que tuvo que pasar para ir a estudiar a Canadá. “El año pasado, cuando estaba terminando la escuela secundaria y empezó la guerra, con mi familia nos pusimos a pensar dónde podía estudiar en los próximos años. Revisamos las oportunidades que nos daban distintos programas y universidades. Y la Universidad de Alberta tenía una beca de un año para estudiantes ucranianos. Así que mejoré mi inglés, apliqué y ahora estoy acá”, cuenta feliz de su logro.Primer premio en una competencia de Lego. Igor Klymenko es el que está en el medio.
“Cuando me mudé a Canadá tuve que venir con mi madre, porque todavía tenía 17 años y era menor de edad y necesitaba de un mayor para muchos trámites que tenía que hacer. Mi mamá vivió conmigo durante tres semanas y luego se volvió a Ucrania, porque mi hermana tiene 10 años”, cuenta.Igor Klymenko desarrollando el detector de minas.
Si bien Igor ahora está solo, viviendo en el campus de la universidad, dice que está muy contento con su nueva realidad. “Canadá es muy diferente a Ucrania. Acá hay muchos inmigrantes, incluso muchos ucranianos, y hay una gran diversidad. Es realmente genial”.
Igor dice que planea usar la mayor parte de los 100.000 dólares en desarrollar aún más su dron, “para tratar de salvar tantas vidas como sea posible”. Y deja un mensaje para los estudiantes argentinos.Igor Klymenko participa de un evento de la Academia de Ciencias de Ucrania en Kiev y tiene como objetivo animar a los jóvenes a crear sus propios proyectos.
– ¿Qué conocés de la Argentina?
– Poco, que los buenos jugadores de fútbol suelen venir de la Argentina (se queda pensando).
– ¿Te gustaría venir a la Argentina?
– Sí, por supuesto. En Ucrania, a todos los estudiantes que estamos desarrollando proyectos, una de las cosas que más nos inspira es hablar con otros estudiantes de otras partes del mundo. Si tuviera la posibilidad, sería buenísimo. Me gustaría hablar con estudiantes argentinos y compartir nuestros conocimientos.
– ¿Qué les dirías?
– Les contaría mi historia, y cómo a partir de los problemas que tuvimos busqué oportunidades y llegue hasta este momento en Canadá. Cómo estoy trabajando en mi proyecto, cómo hice lo mejor para aplicar en distintos lugares y llegar hasta acá. Intercambiaría mi experiencia de vida con la de ellos.
– ¿Qué les dirías a los líderes de la Argentina?
– Que traten de que los chicos disfruten de la ciencia. En Ucrania hay organizaciones que se ocupan de eso con estudiantes de la secundaria, de todas las edades: hablan con los supervisores, para que empujen a los chicos a que hagan investigaciones. Y también hablaría con los líderes de las empresas, les pediría que ayuden a los estudiantes.Igor Klymenko prueba su dispositivo detector de minas en el aula. Fue antes de la guerra.
“Aliento además con fuerza a los estudiantes argentinos a que se postulen al Global Student Prize, que compartan sus historias y hagan escuchar sus voces. Este premio me dio una plataforma increíble para crear conciencia sobre el problema mundial de las minas terrestres y me ayudó a acercarme un paso más a la realización de mi sueño de un mundo libre de minas. A lo largo de toda esta experiencia, he conocido a muchas personas inspiradoras de todo el mundo, desde otros estudiantes hasta líderes políticos. Es una gran oportunidad”, cierra.
Cómo es el premio que ganó Igor
El Chegg.org Global Student Prize está dirigido a todos los estudiantes del mundo que tengan al menos 16 años y que, además de los logros académicos, se destaquen por proyectos con “impacto real en el aprendizaje, en la vida de sus compañeros y en la sociedad”. La inscripción de este año estuvo abierta hasta el 16 de abril.
Impulsado por Fundación Varkey y la ONG Chegg.org es un “premio hermano” del Global Teacher Prize, el “Nobel de la Educación” que premia con un millón de dólares al mejor docente del mundo. Webinar que dio Igor Klymenko recientemente y en el que explica el dispositivo que creó.
Además del ucraniano Igor Klymenko y el argentino Nicolás Monzón, los otros 8 finalistas del año pasado fueron Alesyah Asa, de Malasia; Anagha Rajesh, de la India; Gitanjali Rao, de Estados Unidos; Kenisha Arora, de Canadá; Lucas Tejedor, de Brasil; Mathias Charles Yabe, de Ghana; Maya Bridgman, de los Emiratos Árabes Unidos; y Nathan Nguyen, de Australia.
El ganador de 2021 había sido Jeremiah Thoronka, estudiante de Sierra Leona, que creó un proyecto que transforma las vibraciones de los vehículos en corriente eléctrica.