Los seguidores de Javier Milei ya debaten el escenario para diciembre, cuando al libertario le costará permanecer en política, si es que no es el presidente.
«Javier es el que mejor elongó antes de la carrera, pero se le desataron los cordones», dicen en un sector del frente de Milei.
Los analistas coinciden en que, más allá de las encuestas, el momentum del libertario se esfumó y eso se debe en gran parte al armado caótico que presentó en el cierre de listas.
En La Libertad Avanza aseguran que las denuncias de ventas de candidaturas son «operaciones», pero admiten que les dieron pie habilitando que «cualquier cachivache» hablara en nombre de Milei en los últimos meses.
Entre los liberales admiten que fue un error dejar ir a Carlos Maslatón, que desde que se fue del espacio de Milei adquirió aún mayor notoriedad y se convirtió en un bombardero de la candidatura del economista. Para conservar, en cambio, a otros personajes que no suman.
El despecho por la «casta» de Milei podría ser su propia limitación para continuar en la política. «¿Qué va a hacer? ¿Renovar la banca o ir por el Senado para que le digan que hace ocho años vive de la casta?», se preguntan los liberales.
Pese a este escenario, aún creen que La Libertad Avanza podrá meter 20 diputados nacionales en todo el país, una suma nada desdeñable para una fuerza nueva, pero que sin una conducción se dispersará antes de la primera sesión.
Entre el clima realista que hay por estas horas en el partido libertario, algunas voces sostienen que «todavía es uno de los cuatro que puede ser presidente». En ese sentido aseguran que el techo de Milei aún no se puede dimensionar.
«El indeciso es un enojado», repite el propio economista para atribuirse un caudal impredecible de votantes silenciosos.