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Fue condenado en Estados Unidos por traficar cocaína en un minisubmarino

En 2009, notas en varios medios periodísticos difundieron la novedad: en el corazón de Puerto Madero abriría la primera tienda de conveniencia de la Argentina, locales al estilo 7 Eleven, que combinan las virtudes de un minimercado y de un kiosco, con expendio de comidas simples preparadas. En rigor, lo que promovía Corner mi lugar en Pierina Dealessi al 200, no era distinto de lo que se vio, a partir de los años 90, en los AM/PM de las YPF, formato que se extendió a los locales de casi todas las grandes petroleras con cadenas de estaciones de servicio del país.

Pero el fenómeno que pretendía expandirse con el Corner mi lugarcon una inversión inicial de unos 2,5 millones de dólares, encerraba mucho más que el desembarco de una propuesta de negocios gastronómicos con ánimos de convertirse en franquicia. “Detrás del proyecto se encuentra la sociedad Circuito Internacional, que pertenece a un grupo de inversores mexicanos ligados al negocio del retail (minorista) en su país y liderados por los empresarios Pedro y Marcio Medina”, era la información que brindaba a la prensa nacional el gerente del emprendimiento.

Lo que se escondía en el Dique 4, en verdad, era la mano del narcotráfico internacional. Y, en particular, la de un “peso pesado”: Gerardo González Valencia, número 2 de Los Cuinis y cuñado de Nemesio Oseguera Cervantes, el Mencho, líder del Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), del que fungía como brazo financiero. Un hombre poderoso en el mapa y en la historia del crimen organizado mundial. Un hombre que en los Estados Unidos era buscado por haber estado detrás del tráfico de miles de kilos de droga; entre ellos, los 280 kilos de cocaína que intentó coronar en la Costa Oeste norteamericana ocultos en un minisubmarino, en 2017.

El mexicano Gerardo González Valencia, número dos de Los Cuinis, el brazo financiero del Cartel de Jalisco Nueva Generación, al ser extraditado hacia los Estados Unidos desde Uruguay, en 2020
El mexicano Gerardo González Valencia

A pesar de la notoriedad de ese caso, dos años después apareció en la Argentina y logró mantenerse fuera del radar de los sabuesos del crimen organizado local. Como tantos otros narcos, había logrado instalarse con su familia en el barrio porteño más nuevo, el de mayor expansión, en el que la presencia de extranjeros con billeteras abultadas parecía no llamar la atención de los especialistas en lavado de dinero.

Pero en México su salida era la comidilla; allí había comenzado a tomar forma el relato que explicaría su partida hacia el Sur. Se decía que había dejado el mundo del narcotráfico para emprender negocios legítimos. Una vida “por derecha”, lejos de la influencia del marido de su hermana Rosalinda y de su hermano Abigael, El Cuini, antiguo líder del Cartel de Jalisco.

“El señor González Valencia no eligió unirse a un cártel, más bien nació en una familia que supuestamente ha participado en operaciones de cárteles. Sin embargo, hizo la audaz elección de dejar la vida que le impuso su desafortunada educación cuando se retiró de la conspiración en 2009, comenzó una nueva vida y trasladó a su familia a Argentina y más tarde a Uruguay. Específicamente, comenzó una nueva vida al abrir una tienda de conveniencia en Buenos Aires en 2009, donde se mudó para administrar su negocio, que se expandió para incluir ubicaciones adicionales, antes de mudarse nuevamente con su familia a Uruguay para escapar aún más de cualquier afiliación pasada por su historia familiar”, dijo su defensa ante el tribunal de Columbia que lo enjuició por “conspirar para distribuir cinco o más kilos de estupefacientes”, una acusación genérica, ya que de lo que se hablaba era de cientos de toneladas de cocaína introducidos en los Estados Unidos a lo largo de los años.

Corner mi lugar, el local gastronómico que el mexicano Gerardo González Valencia abrió con el dinero de Los Cuinis, el brazo financiero del Cartel de Jalisco Nueva Generación
Corner mi lugar, el local gastronómico que el mexicano Gerardo González Valencia abrió con el dinero de Los Cuinis, el brazo financiero del Cartel de Jalisco

En aquellos años pareció, pues, que este michoacano nacido en 1977 iba a llevar una vida honorable, apegada a la ley, desarrollando un negocio honesto en Buenos Aires y, luego, en Uruguay, adonde se mudó y comenzó a hacer inversiones comerciales e inmobiliarias.

Pero la Justicia norteamericana no iba a dejar de perseguirlo. Lo acusaban de haber financiado la compra del minisubmarino cargado con 280 kilos de la más fina cocaína colombiana que partió por el Pacífico y tocó puerto en Guatemala antes de ser descubierto por la Guardia Costera frente a las costas de California, el 21 de agosto de 2007. Pero también sospechaban que estaba detrás del tráfico de más de 15.000 kilos de droga, de los cuales el 70% fue a alimentar el mercado del consumo de sustancias norteamericano, según surgió de la delación de otro capo narco. Además, se investigaba si Los Cuinis estaban detrás, también, del creciente, lucrativo y mortífero negocio del devastador fentanilo.

En 2013, la DEA registró una conversación entre “Silverio” –uno de los alias de Gerardo– y un subalterno, en el que hablaban inequívocamente de “una transacción que está completa” y de porcentajes de división de beneficios. Fue una de las pruebas que el Gobierno norteamericano esgrimió para solicitar la detención de González Valencia, que fue detenido en abril de 2016 en Uruguay. Cuatro años después, fue extraditado.

A fines de 2022, y con la intención de mejorar su situación de cara a una ineludible condena, admitió que entre 2003 y el 19 de abril de 2016 –cuando se pidió su captura internacional–, “se puso de acuerdo con otros conspiradores fuera y dentro de los Estados Unidos para importar y distribuir ilegalmente cinco o mas kilos de cocaína a ese país”; también, que en ese tiempo financió la compra de cocaína en Colombia para transportarla hasta Centroamérica y México como paso previo para su importación y distribución ilegal dentro del territorio norteamericano.

Pero a la Justicia norteamericana no le bastó esa confesión, y consideró que las operaciones del ex número 2 de Los Cuinis había sido mucho más amplia de lo que él había admitido. En julio de este año, el Tribunal del Estado de Columbia lo sentenció a cadena perpetua.

El mexicano Gerardo González Valencia, número dos de Los Cuinis, el brazo financiero del Cartel de Jalisco Nueva Generación, al ser extraditado hacia los Estados Unidos desde Uruguay, en 2020
El mexicano Gerardo González Valencia, número dos de Los Cuinis, el brazo financiero del Cartel de Jalisco Nueva Generación, al ser extraditado hacia los Estados Unidos desde Uruguay, en 2020

Los efectos de las acciones de Gerardo González Valencia no concluyeron con su sentencia en los Estados Unidos. Se cree que lavó casi siete millones de dólares de la venta de drogas del Cartel de Jalisco Nueva Generación con operaciones comerciales e inmobiliarias en Uruguay y en la Argentina.

Según publicó el portal periodístico Encripdata, especializado en temas de crimen organizado y narcotráfico, “En Uruguay, ‘Silverio’ compró el chalet Quincho Grande, en Punta del Este, por 2 millones de dólares. Lo hizo a través de una empresa a nombre de su esposa, Wendy Dalaithy Amaral Arévalo. La Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF) la rastreó a partir de los Panamá Papers. También adquirió tres terrenos en Punta Ballena por US$550.000 y autos de alta gama por 100.000 más. Por estas maniobras estuvieron presos su suegro, Héctor Amaral, y un cambista que operaba en Piriápolis. Dos uruguayos que trabajaban como jardinero y empleada doméstica para el capo mexicano fueron acusados por ‘asistencia al lavado de activos”. La mujer hizo varios depósitos en efectivo en la cuenta de un argentino con residencia en Punta del Este, casi 900.000 dólares entre 2011 y 2015.

En la Argentina, un hecho fortuito dejó al descubierto los negocios turbios de González Valencia y puso en foco a sus prestanombres y operadores locales. Un choque, en diciembre de 2008, reveló la presencia de tres mexicanos que acababan de instalarse en el edificio Le Parc, de Puerto Madero. Estaban ligados con una sociedad anónima recién abierta, con domicilio fiscal en Ituzaingó y una dirección real que resultó ser la casa de un taxista, Marcelo Arias, que figuraba también como dueño del auto con el que los mexicanos habían chocado. Todo muy sospechoso.

Corner mi lugar, el local gastronómico que el mexicano Gerardo González Valencia abrió con el dinero de Los Cuinis, el brazo financiero del Cartel de Jalisco Nueva Generación
Corner mi lugar, el local gastronómico que el mexicano Gerardo González Valencia abrió con el dinero de Los Cuinis, el brazo financiero del Cartel de Jalisco Nueva Generación

Como publicó Encripdata, “en la Argentina, Gerardo vivió con su familia en Puerto Madero. Allí abrió Córner, mi lugar, la famosa tienda de conveniencia con la que dijo haber empezado una nueva vida lejos de las drogas y la violencia de México. Para eso inscribió Círculo Internacional SA, una filial de Círculo México. El juez federal Néstor Barral y el fiscal Sebastián Basso descubrieron que ‘Silverio’ lavó 1,8 millones de dólares a través de la filial de Círculo México. Por eso mismo ordenaron la captura internacional de él y de Pedro Merced Medina Lizarraga, Julio César Alegre Ortega, Francisco Marzio Medina González y Rodrigo Lepe Uribe. A sus cómplices nunca los encontraron y a él no pudieron indagarlo cuando lo localizaron en Montevideo”, en 2016.

Óscar Gilberto Calvete Voz de Sousa
Óscar Gilberto Calvete Voz de Sousa

A fines de mayo de este año, Interpol Uruguay detuvo a Oscar Gilberto Calvete Voz de Sousa, el empresario argentino señalado como el lavador del dinero del Cartel de Jalisco Nueva Generación y de Los Cuinis; era el hombre al que buscaban el juez Barral y el fiscal Basso.

Se espera que este mismo año enfrenten un tribunal oral. Allí, seguramente, el nombre de Gerardo González Valencia volverá a estar sobre la mesa.

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