«No hay nada más cierto que la realidad”, reza un dicho anónimo que describe a la perfección la guerra fría que Javier Milei le planteó al feminismo y a los colectivos minoritarios desde que asumió la presidencia de la Nación. Y aunque en sus discursos quiere mostrarse objetivo, con la libertad como principal bandera, lo cierto es que el operativo cerrojo a todo lo que tenga un tono de color verde está librado sin concesiones.
Si bien en campaña ya lo había anunciado, nadie estaba seguro de que se animaría a cumplirlo. Comenzó desmantelando el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades, puso un freno al plan Acompañar para víctimas contra las violencias de género, prohibió el lenguaje inclusivo, cerró el Inadi y, como remate, le cambió el nombre al Salón de las Mujeres de la Casa Rosada para rebautizarlo Salón de los Próceres. Y lo hizo el viernes 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Una provocación insólita que alcanzó la cumbre de la ironía cuando el vocero presidencial Manuel Adorni anunció: “Que haya un Salón de las Mujeres tal vez sea hasta discriminador con los hombres. Por ello pasará a llamarse Salón de los Próceres. Valorar a la mujer va más allá del nombre de un salón”. Y a continuación, quitaron todos los cuadros de las mujeres que colgaban de las paredes como los de María Elena Walsh, Mercedes Sosa, Eva Perón, Juana Azurduy y las Madres de Plaza de Mayo.
Vale recordar que dicho salón fue inaugurado por Cristina Kirchner en el 2009, cuando Mauricio Macri asumió lo convirtieron en salas de oficinas y luego, con Alberto Fernández, volvió a tomar protagonismo. Hoy, el salón cuenta solo con cuadros de hombres.
Para reforzar la identidad de la nueva gestión, Karina Milei, la hermana del Presidente, agregó en el mismo acto: “Esta administración no va a promover desde el Estado militancias que generan discordia y división entre los argentinos”. Bajo esta lógica, para la cúpula presidencial, revalorizar a la mujer es fomentar la división.
Esa misma tarde del 8 de marzo, mientras en la Casa Rosada el vocero Adorni, Karina Milei y sus asistentes ocupaban el tiempo en redecorar el espacio laboral, en las inmediaciones del centro de la ciudad porteña miles de mujeres se movilizaron para visibilizar su lucha por no perder los derechos que fueron ganando en el último tiempo. Este año el lema fue “fuimos marea, seremos tsunami”, con el cual más de 100 mil mujeres se pronunciaron con cánticos, carteles y pañuelos de diversos colores contra las medidas antifeministas del gobierno libertario.
Sorpresa. Graciela Morgade, vicedecana de la Facultad de Filosofía y letras de la UBA, describió la situación: “Si bien Milei ya había anticipado en campaña su posición sobre el feminismo y la conquista legislativa del feminismo, sus modos arrasadores y su estilo avasallante generan estupor, pero no solo en el colectivo feminista, sino en todos los demás. Su ataque es concreto a muchas áreas”.
En enero pasado, Milei internacionalizó su disputa contra el feminismo cuando en el Foro de Davos, Suiza, alertó al mundo que “Occidente estaba en peligro” por el avance del socialismo, e incluyó entre los males del planeta el ascenso del feminismo radical, al que describió como un brazo orgánico de la izquierda y su batalla cultural. Criticó “la mayor intervención del Estado para darle trabajo a burócratas que no le aportan nada a la sociedad, sea en formato de Ministerios de la Mujer u organismos internacionales”. El discurso se viralizó y cosechó tanto apoyos como críticas.
La estrategia bélica de Milei contra el feminismo va mucho más allá de una fecha significativa como el 8 de marzo. Pasada dicha jornada, su plan de déficit cero continúa carcomiendo el presupuesto nacional que ayuda a la mujer víctima de la violencia de género. En las últimas horas se confirmó que el Gobierno redujo en un 60 por ciento el programa Acompañar, el cual fue creado para asistir a las mujeres abusadas física y psicológicamente por sus parejas. Este porcentaje que quedó activo, según sus directivos, deja sin contención a cientos de mujeres que actualmente quedaron desamparadas a merced de sus victimarios. Clarisa Gamberra, de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), es clara en su pensamiento: “Milei viene a ajustar, achicar, desregular y privatizar el Estado y eso para nosotras es muy grave porque no hay forma de promover una sociedad menos violenta y más igualitaria sin políticas públicas. Este gobierno encontró en las mujeres libres a un enemigo y no entendemos por qué”.
Otro punto que el libertario tiene en agenda es la derogación de la Ley 27.610 que regula el acceso a la interrupción voluntaria y legal del embarazo y a la atención postaborto en todo el territorio nacional. Justo en la semana que Francia modificó su Constitución para que la interrupción del aborto no sea más un delito, Milei se presentó en su otrora colegio Instituto Cardenal Copello para dar una conferencia frente a alumnos, en la que aseguró que interrumpir un embarazo “es un asesinato agravado por el vínculo”, y que podía demostrarlo “desde una perspectiva matemática, filosófica, liberal y biológica”, sin mencionar nunca la actual perspectiva de género, la cual está siendo incluida desde hace algunos años en todos los ámbitos, entre ellos el legislativo y el periodístico.
Aquí Morgade nuevamente muestra su preocupación: “Lo que sucedió en el colegio Copello explica el comportamiento temerario, inapropiado y desubicado del Presidente. Habló sobre el aborto como un asesinato frente a un público integrado por niños y niñas intimidados por su presencia y sin posibilidad de responder a su discurso, el cual estuvo abordado por chistes e ironías fuera de lugar, como la insistencia del burro. Algo parecido sucedió en Davos, con la diferencia que ahí el público internamente no podía creer lo que estaba escuchando”.
En esta estampida de resignificación sobre los derechos ganados por el feminismo, Milei ya auguró que la educación sexual debe ser cuestión de cada familia, por considerarla una “ideología de género”. Vale recordar que en plena campaña electoral por la presidencia, al tema se le sumó Ramiro Marra, quien promovió el consumo de pornografía por sobre la ESI, “por ser más educativa”. Desde las agrupaciones se volvieron a pronunciar con un documento publicado el 8M: “Queremos Educación Sexual Integral en todos los niveles educativos, no binaria ni biologicista, laica y feminista”.
Topadora libertaria. En este contexto de grieta entre el Gobierno y los sectores feministas, la dinámica está planteada: Milei avanza en pos de cumplir uno por uno sus objetivos de campaña y los diversos colectivos marchan, resisten, alzan la voz y buscan aliados en sectores igual de vulnerados.
Por su parte, la individualización del enemigo es otra estrategia que tiene muy bien aceitada el Presidente. Muchos lo tildan de «misógino» pero él responde rodeándose de mujeres para acallar las primeras voces. “Cómo me van a tildar de misógino, si gran parte de mi núcleo duro son mujeres” repitió una y otra vez en entrevistas de campaña. A las reconocidas Karina Milei, Victoria Villarruel, Sandra Pettovello y la cada vez más deslucida Fátima Florez hay que sumarles las ya apartadas Carolina Píparo, Lilia Lemoine y Marcela Pagano, quienes no rindieron lo necesario una vez asumido el poder. Al feminismo le llama la atención la violencia con la que el Presidente viene descalificando a mujeres periodistas y artistas. Allí están sus críticas hacia Lali Espósito, Teresa Frías, María O’Donnell, Silvia Mercado, María Becerra y Luisa Corradini, entre muchas otras, sin olvidar el ataque furibundo que tuvo con Sol Pérez en el programa de Marcela Tinayre, “Las rubias”, a quien insultó y maltrató hasta hacerla llorar.
Desde que La Libertad Avanza asumió el poder, muchos son las batallas que Milei libró con su estilo chocador. Sin embargo, la suya personal contra el feminismo pareciera ser la única que no dará lugar a tregua ni punto de negociación. Y solo van tres meses de gobierno.