Alfredo, el hermano del juez Ariel Lijo, fue padre hace poco más de dos años y según los amigos de la familia, el magistrado no fue al nacimiento ni al bautismo de su sobrino. Con este argumento los que rodean al juez buscan aislar la «toxicidad» que produce todo el entramado de empresas y negocios que apuntan al magistrado a través de su hermano, en medio de la nominación para ser juez de la Corte Suprema.
En los últimos años, los hermanos Lijo recibieron apodos como “los hermanos Lujo” o “Los hermanos valijo”, en alusión a presuntos gustos caros.
Esta semana todos aquellos rumores que circularon en el pasado recobraron actualidad a la hora de analizar la carrera de uno de los jueces con más vínculos políticos de Comodoro Py.
Lijo creció en el fuero al calor de la familia del ex juez Gabriel Cavallo, que era su cuñado y compañero de trabajo, en la década de los ‘90, en la vocalía de la entonces camarista Luisa “Piru” Riva Aramayo. Años más tarde, Cavallo pasó a ser titular del juzgado federal Nº 4 y en 2004, Lijo heredó el sillón del magistrado.
La ascendente carrera judicial de Lijo tuvo un correlato económico en la vida de su hermano “Freddy” Lijo, que en el mismo periodo se dedicó a la cría de caballos, puso una aseguradora y hasta creó sociedades en el exterior. En esos años de hermandad se organizaban torneos de truco en la casa de “Freddy” en el Country Abril, donde iban otros jueces y agentes de la SIDE como Leonardo Bergroth, uno de los que viajó a Lago Escondido con jueces, funcionarios y directores del Grupo Clarín.
Todo el entramado económico de los Lijo quedó expuesto en el juicio de destitución que se le hizo al ex camarista Eduardo Freiler, en donde la ex esposa de “Freddy”, María Carla Lago, declaró todos los negocios que tenía su ex marido. Una cosa extraña que había surgido de esa declaración era que Lago tenía a su nombre una flota de teléfonos Nextel que eran utilizados por “Freddy”, Ariel, Gabriel Cavallo y el fiscal Eduardo Taiano. Por el escándalo, todos cambiaron sus teléfonos.
Freddy Lijo siempre fue considerado dentro de Comodoro Py un operador judicial. Cuando en diciembre de 2014, el sistema de inteligencia del Gobierno de Cristina Kirchner explotó por el aire por la salida de Antonio “Jaime” Stiuso de la Secretaría de Inteligencia, y la caída en desgracia del entonces operador Javier Fernández, Lijo se autoproclamaba como el nuevo operador judicial del Gobierno. La idea era emular al duo Stiuso-Fernández, con la dupla Olazagasti-Lijo. José María Olazagasti es uno de los grandes amigos de Lijo que fue el secretario personal del entonces ministro Julio De Vido. Olazagasti, durante la gestión de Oscar Parrilli había pasado a integrar la Agencia Federal de Inteligencia. “Freddy” Lijo estaba convencido que con su amigo Olazagasti podía reconstruir el funcionamiento de un operador judicial que camine los pasillos de los tribunales y un socio dentro de la AFI para coordinar las tareas. Todo se vio frustrado con el cambio de Gobierno.
La nominación de Lijo a la Corte Suprema fue una novedad para el sistema político que lo recibió con bastante beneplácito, a excepción de algunos pocos que levantaron su voz crítica contra el magistrado, entre ellos los diputados de la Coalición Cívica que pusieron como ejemplo que su líder Elisa “Lilita” Carrió había denunciado al juez. Pero por estas horas, los operadores políticos y judiciales sostienen que Lijo podría conseguir los votos para quedarse con una de las vocalías de la Corte Suprema, algo que todavía está por definirse, porque aún no se pronunciaron dos de los principales actores de la vida política argentina: Cristina Kirchner y Mauricio Macri.
En el caso de Cristina Kirchner, dar luz verde para que sus senadores voten a Lijo, es una opción muy compleja, porque la ex presidenta se dedicó en los últimos años a denunciar un sistema de persecución judicial a ella y sus ex funcionarios que estuvo encabezado por el juez de la Corte Ricardo Lorenzetti y secundado por el camarista Martín Irurzun, que les daban el soporte jurídico a los jueces de primera instancia entre los que se destacaban Claudio Bonadio, Julián Ercolini y el propio Lijo.
Macri se enteró de la nominación de Lijo mientras estaba en Bologna, Italia, dando clases en una universidad. Nadie le consultó, pero no tiene las mejores referencias de Lijo.
Pero hay algo que juega a favor de Lijo en esta discusión: el rechazo de Macri y CFK hacia el presidente de la Corte Horacio Rosatti. Con la entrada de Lijo a la Corte, dan por seguro que se podría terminar con la mayoría de 3 a 1 que componen Rosatti junto con Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda contra Lorenzetti. Con la entrada de Lijo, esas votaciones podrían pasar a ser de 2 a 2. Y aquí surge la siguiente pregunta: ¿Qué hará el Senado con el otro candidato del Gobierno Manuel García Mansilla? Misterio.