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Cómo logró que Steve Jobs le pagara la indemnización

Andy Cunningham, experta en marketing y fundadora de Cunningham Communication, reveló detalles impactantes sobre su experiencia trabajando con Steve Jobs en el lanzamiento de la Macintosh en 1984. La empresaria de 68 años, que asesorado a grandes compañías de Silicon Valley, compartió cómo se afectó su vida laboral y personal, sino que también costó a Apple una suma considerable de dinero debido a la necesidad de mantener una buena imagen ante la prensa.

En una reciente entrevista difundida por ApplesferaCunningham relató cómo Steve Jobs la despidió en cinco ocasiones, lo que resultó en una serie de conflictos que tuvieron un impacto financiero en Apple. En una de las veces, fue llamada a la oficina principal, donde la directora de finanzas de Apple le informó que su trabajo era “horroroso” y que su contrato sería rescindido. “Recuerdo que me dijeron que mi trabajo era muy malo y que no merecía el pago de los US$30.000 que me adeudaban”, relató Cunningham.

Cunningham se encontró en una sala de conferencias con la directora de finanzas, quien le dijo que no pensaba pagarle el dinero que se le debía. “Le recordé que aún teníamos una deuda pendiente, pero ella se negó a pagar, argumentando que mi trabajo era insatisfactorio”, explicó.

Para resolver la situación, Cunningham recurrió a su red de contactos en la prensa. “Llamé a un colega y le pedí consejo. Me dijo que si quería que Jobs me pagara, necesitaba tener algo que le interesara”, explicó Cunningham. “No tenía nada que le interesara”, pensó inicialmente, pero su amigo Regis McKenna le recordó que sí: su relación con los medios de comunicación.

Armada con esta información, Cunningham organizó una reunión con Jobs. “Entré en la reunión y le dije: ‘Steve, me debés US$35.000. Necesito ese dinero para mi nueva empresa y para pagar los salarios. Quiero que me des un cheque por lo que me debés’”, relató Cunningham. Jobs, inicialmente reacio, respondió: “No voy a hacer eso”. Cunningham insistió: “Tenés que hacerlo”.

“Le dije a Jobs que recibía unas 30 o 40 llamadas a la semana de la prensa de negocios que querían saber qué tipo de jefe era él. Si yo empezaba a decir cosas negativas, eso podría afectar la imagen de la empresa”, explicó Cunningham. Esto llevó a Jobs a cambiar de opinión rápidamente y a emitir el cheque que le debía.

El comportamiento de Jobs no solo afectó la moral de sus empleados, sino que también tuvo un impacto directo en la operación financiera de Apple. La necesidad de mantener una buena imagen ante los medios hizo que la empresa accediera a pagar la deuda pendiente y a readmitir a Cunningham. “El maltrato y la exigencia desmedida de Jobs tenían un precio, y en mi caso, ese precio fue una suma considerable de dinero que Apple tuvo que desembolsar para corregir la situación”, comentó Cunningham.

A pesar del maltrato, Cunningham no guarda rencor hacia Jobs. En sus propias palabras: “Jobs lanzaba cosas, criticaba severamente y, a veces, hacía comentarios despectivos. Pero también nos obligaba a esforzarnos más y a ser mejores en lo que hacíamos”. Cunningham reconoce que, aunque Jobs tenía un lado oscuro, su liderazgo también sacó lo mejor de ella. “Ahora soy mucho mejor en lo que hago gracias a él”, añadió.

Steve Jobs es conocido por su capacidad para impulsar a sus empleados a alcanzar su máximo potencial, pero también por su comportamiento exigente y a menudo destructivo. Andrea Cunningham es un testimonio de cómo este tipo de liderazgo puede tener un impacto, tanto en la moral de los empleados como en la estabilidad financiera de una empresa.