El medio ambiente tucumano está de fiesta. Corrieron a un funcionario que permitió con su inoperancia que la provincia sufra todo tipo de contaminación, tanto del aire, del suelo y del agua. Nada quedó a salvo.
Esquivo a los medios de comunicación, intolerante con las preguntas directas, siempre evito dar explicaciones certeras y rigurosas sobre los problemas que el accionar de las personas y las empresas le generaban al medio ambiente en la provincia. Era una falsa representación de la autoridad, más bien era garante de la laxitud.
Era para los desaprensivos un aval para la contaminación, se sentían protegidos por su inoperancia «voluntaria y premeditada». Carente de las virtudes mínimas que debe exhibir cualquier funcionario que debe hacer cumplir las leyes.
Se trata del nefasto Alfredo Montalván, quien hace años venía desempeñándose en el área de medio ambiente. Ahora fue removido de la subsecretaría del área. El sobreviviente de varias gestiones llegó al final de su camino.

En Tucumán las quemas de cañaverales pareciera que no tienen solución, el mal olor que se siente en la Capital y alrededores se debe a la vinaza que arrojan los ingenios en canales a cielo abierto, la basura prolifera por todos lados generando focos infecciosos y hay una pronunciada depredación de recursos naturales sin consecuencia para los autores. Todo esto ocurría bajo la «distraída» mirada de este abstracto funcionario.

La mortandad de peces en el Río Salí son parte de las víctimas del accionar desaprensivo de empresas a las que Montalván tenía que controlar y sancionar ante los incumplimiento de las normas que prohíben dañar el medio ambiente y ocasionar la muerte de flora o fauna. La culpa no la tuvieron las leyes sino el que debía hacerlas cumplir. Transformó a Tucumán en una provincia venal donde el que quería atacar, maltratar y destruir el medio ambiente tenía un cómplice, ese era Montalván.
Fue sostenido por el condenado por abusos sexuales José Alperovich, quien le daba todo su apoyo y era un funcionario intocable. Sospechosamente después se mantuvo en el poder, siempre en una área tan delicada como la que tiene que controlar y proteger la casa común de los tucumanos.
La contaminación no solo afectó la vida de animales y la destrucción de biodiversidad, también afecto la salud de los tucumanos y causó la muerte de aquellos que por tener su sistema inmunológico afectado no soportaron semejante ataque a la calidad de vida.

“En Tucumán cada año se registran 8.463 fallecimientos por causas no accidentales, es decir, enfermedades que tienen otros orígenes. Varios de ellos podrían relacionarse con efectos de la contaminación. Mediante un software informático de la OMS, se pudo calcular que el 10% de esas muertes, casi 900, podrían atribuirse a la mala calidad del aire. Puede deberse a múltiples fuentes de contaminación, pero quemas agrícolas, tránsito automotor y combustión de biomasa son las más frecuentes en la provincia”, manifestó Susana García, médica y toxicóloga.
Se fue de la función pública el nefasto Montalván, es de esperar que se inicie una nueva etapa para que el medio ambiente no se vea más deteriorado y la vida y la salud de los tucumanos tampoco.