El bajo rendimiento de los alumnos y la falta de concentración por estar con el celular llevó a que las autoridades de un colegio bonaerense decidieran prohibir su uso en el establecimiento.
“Había que cortar su uso, era evidente. Primero lo veíamos los docentes que estábamos en el aula, también los directivos. Dar clases era una situación complicada porque los chicos estaban todo el tiempo con el teléfono. Había una serie de indicadores que nos decían que el nivel académico no era malo, pero que el uso del celular impactaba negativamente”, expresóMario Accorsi, Director del Secundario del Colegio Los Molinos (Apdes).
Ahora, en todas las aulas hay una caja con compartimentos personalizados para que cada alumno llegue y guarde su teléfono ahí. Una vez que todos lo dejaron, el docente lo cierra con llave y se vuelve a abrir al terminar el día.
Asimismo, aquellos que no quieran depositar su teléfono en esa caja, pueden tenerlo apagado en la mochila hasta la salida. “Si lo usan hay una sanción: le sacamos el teléfono y el padre/madre tiene que venir a buscarlo”, aclaró el director.
De esta manera, los estudiantes no pueden filmar, tuitear o subir una publicación mientras estén en el colegio. “Fue un desafío enorme. Sobre todo, que los chicos comprendan la medida y la internalicen. Estabas dando una clase, mandabas a buscar algo en Google y, si llegaba una notificación de Instagram o WhatsApp, la dispersión era constante”, agregó Accorsi.
“Estaba en plena clase y les decía que dejaran el teléfono, pero seguían. Cada vez que el alumno tiene que dejar de usarlo, está perdiendo concentración en lo que está haciendo y tiene que volver otra vez a cero”, relató el docente de Matemática, Claudio Reyes.
Ante esa situación, que se repetía en todas las aulas sin importar el grado, las autoridades de primaria y secundaria hicieron un análisis pedagógico y consideraron que no era indispensable el uso del teléfono en el salón. A partir de allí, emprendieron esta prueba que estaría dando mejores resultados.
“No fue magia y fue un proceso que nos costó. La sociedad nos está acompañando desde la opinión pública y nos ayuda mucho a continuar en este camino”, remarcó Rocío Salerno, Directora de Primaria del Colegio Buen Ayre (Apdes).
En esa línea, destacó que los recreos son distintos sin el celular en la mano y que mejoró la interacción social entre pares: “Antes había alumnos que no se miraban a los ojos o que no se sabían comunicar. También pasaba que solo hablaban a través de las redes sociales, pero nunca habían entablado una conversación con quien tenían al lado”.
Para los directivos, la medida resulta positiva y explicaron que bajó la ansiedad a partir de ello: “A medida que va pasando el tiempo, como cualquier norma nueva, los chicos se fueron familiarizando. Se ve un mejor cumplimiento y el resultado académico mejoró, fue positivo”.