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Crearon perro robot para ayudar a pacientes con Alzheimer

El avance de la tecnología en el campo medicinal hace que se puedan lograr importantes resultados como antes no ocurrían, y que ayuden a mejorar la calidad de vida de las personas, como ocurre en España, donde se creó un perro robot que participa en las terapias de personas con Alzheimer.

El robótico canino se llama “Perrete” y forma parte del cambio en el ámbito asistencial y de la terapia no farmacológica con la que trabajan los profesionales del centro Ballesol Mirasierra de Madrid, que tiene 15 residentes y la mayoría de ellos tienen demencia moderada y severa. En casos con deterioro cognitivo severo o alzhéimer avanzado, lo que hacen es “mantener la calidad de vida y fomentar la estimulación externa y la respuesta al entorno”, describió la psicóloga Alba San José. La interacción con este perro robótico, diseñado para imitar el comportamiento y apariencia de los perros reales, tanto en aspecto y tacto, ofrece funcionalidades que mejoran la calidad de vida de personas mayores.

El prototipo ayudó a uno de los residentes, llamado Eugenio, según relatan profesionales del centro. También, la esposa de este paciente explicó que, pese a la enfermedad, la compañía del perro robótico tiene “beneficios”, ya que “está más tranquilo y relajado, y aunque le cuesta hablar, interactúa con ambos con caricias y gestos de cariño”.

Dotados de inteligencia artificial (IA), los múltiples sensores del perro robot permiten responder a las personas que le rodean, expresando emociones, abriendo y cerrando los ojos, moviendo la cabeza o emitiendo sonidos.
Profesionales de la residencia apuntan que se establece dicha actividad terapéutica para “trabajar con personas con deterioro cognitivo severo, con probable o frecuente agitación, deambulaciones, afectación del sistema motor o agresividad, entre otros comportamientos”.

Esta metodología trabaja en el establecimiento en áreas como la emocional, con canalización de la afectividad y aumento del sentimiento de bienestar, área social, incrementando interacciones sociales y el vínculo con el robot, área motora, con movimientos de tronco y extremidades superiores, y cognitiva, ascendiendo el nivel de actividad y capacidad de atención.

Desde la primera semana de terapia se pueden mejorar “aspectos como la atención, la percepción o la memoria”. A nivel emocional, estas cuestiones se mejoran “fomentando la expresión de emociones positivas o la interacción con otros usuarios, y a nivel funcional, favoreciendo la deambulación y la motricidad”.

Las sesiones tienen lugar dos veces por semana, con una duración de 30 minutos cada una, y aunque es posible trabajar con los robots de manera grupal o individual, se recomienda hacerlo en grupo para potenciar la comunicación, la complicidad y el compañerismo. Por otra parte, la roboterapia permite estimular cognitivamente a las personas con este tipo de enfermedad, ayudando a que mantengan su autonomía en actividades cotidianas durante más tiempo, provocando un importante avance.

Peinar al robot, limpiarlo, ponerle adornos o identificar los colores de su pelaje y su vestimenta son acciones que sirven como estímulos para centrar la atención de los residentes con Alzheimer.

La llegada de este nuevo prototipo “canino” sin dudas le ha dado otra imagen a aquellos pacientes que padecen del Mal de Alzheimer, ya que no solo son una compañía en todo momento, sino que los ayuda a mejorar su calidad de vida, frente a una enfermedad que todavía no tiene una cura definitiva, pero que en los últimos años se han presentado notables avances contra la misma.