Hernán Vanoli, director de la consultora Sentimientos Públicos, explicó que las corporaciones políticas y sindicales son clave en la imaginación pública argentina. También señaló que la Argentina, posee una marcada tradición corporativa, y mantiene una relación particular con las corporaciones políticas y sindicales.
Según el especialista, estas instituciones no sólo forman parte del entramado estructural del país, sino que también ocupan un lugar central en la imaginación pública. «Su estima social es volátil, pero nos encanta debatir sobre ellas», afirmó.
En un reciente estudio, que abarcó 2.500 casos y que contó con un intervalo de confianza del 95% y un margen de error de tres puntos, la consultora indagó en las percepciones ciudadanas sobre estas corporaciones.
Entre los principales ejes de análisis, el trabajo abordó preguntas como quiénes representan a la casta para la gente común, qué relación tienen estas figuras con el presidente Javier Milei, cuáles son los tipos de trabajo que la sociedad aspira a alcanzar y cuál es la visión sobre los sindicatos como herramienta corporativa.
Vanoli destacó que este estudio busca arrojar luz sobre las tensiones entre la valoración social de estas instituciones y el modelo político y laboral que impulsa el actual gobierno.
El informe reveló que 7 de cada 10 argentinos consideraron la hipótesis corporativa: la casta son élites de empresarios y políticos que dominan la escena hace más de una década. En segundo lugar, casi 6 de cada diez (59%) optaron por el círculo rojo mediático e incluyeron a sindicalistas y periodistas.
Por debajo aparecen “políticos profesionales de cualquier partido”, con un 48% y “empleados públicos”, con apenas un 12%.
Entre los sectores sociales, los segmentos medios son, en promedio, los que menos señalan la existencia de castas. Sin embargo, sobresalen en una categoría particular: “las altas esferas, aquellos que nunca pierden, los grandes empresarios y los políticos que están desde hace más de diez años en el centro de la escena”. Este grupo se muestra el doble de crítico respecto a la casta en comparación con los sectores altos y bajos, y enfoca su señalamiento especialmente hacia funcionarios, empleados públicos, políticos y figuras mediáticas.
En contraste, los jóvenes se perciben menos inclinados al discurso anti casta, mostrando una actitud más moderada que la de los adultos mayores. Por otro lado, entre los votantes de Sergio Massa no se registran diferencias relevantes en la percepción de las castas según la región, sea Provincia de Buenos Aires, CABA o el interior del país.
Según el documento, la noción de «casta» refleja una desconfianza social profundamente arraigada hacia las corporaciones y las instituciones en Argentina. En el imaginario colectivo, las interpretaciones más fuertes de este concepto giran en torno a la “élite de poder que nunca pierde” y el “círculo rojo mediático”.
En un segundo plano, pero con una consideración igualmente alta, se ubica la casta estatal o partidaria, identificada con “políticos” y “funcionarios con poder”. Este enfoque es especialmente notable entre los votantes de Patricia Bullrich y los sectores menos politizados de la población.
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Sin embargo, el dato más contundente del análisis es que únicamente un 5% de los argentinos considera que la palabra «casta» no se corresponde con ningún aspecto de la realidad.
En cuanto a la relación de Javier Milei con la «casta», un 57% de los encuestados lo percibe como parte de ella o en vías de serlo, mientras que un 36% considera que la enfrenta, y un 7% rechaza por completo esta categoría.
La percepción de Milei como miembro de la «casta» aumenta significativamente en los niveles socioeconómicos altos y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), mientras que en el resto del país esta percepción se reduce al 50%.
Un dato interesante emerge entre los grupos laborales: solo un 40% de los trabajadores informales, cuentapropistas y desempleados lo identifica con la «casta». Por el contrario, esta percepción se dispara al 65% entre los jubilados, consolidándose como el grupo que más lo vincula con esta categoría.
Ante la consulta sobre si para que un país avance es indispensable que tenga sindicatos fuertes que defiendan a sus trabajadores, seis de cada diez argentinos estuvieron de acuerdo con esta afirmación.
El nivel de acuerdo es mayor en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y en el resto del país que en la Provincia de Buenos Aires (PBA). Además, este respaldo crece entre los centennials, con un 10% más de adhesión, y entre los millennials, donde el aumento alcanza el 15%. En contraste, el acuerdo disminuye entre las personas mayores de 43 años.
Las mujeres también se destacan como un grupo que apoya más esta idea, con una diferencia marcada: entre ellas, el respaldo alcanza el 65%, frente a un 35% que no está de acuerdo.
Un dato interesante se dispara de la evolución respecto a la percepción de que los sindicatos son el principal problema del país: esta idea disminuyó 23 puntos entre mayo de 2023 y noviembre de 2024.
Factores como el temor al desempleo, la creciente carestía económica y la percepción de un gobierno enfocado en otorgar mayor libertad laboral a las empresas parecen haber influido significativamente en este cambio. Esta evolución refleja un giro en las preocupaciones sociales, priorizando otras problemáticas por encima del rol sindical.