El fin de semana en Barcelona no fue el que esperaba Franco Colapinto. En su tercera participación en la Fórmula 1, el piloto argentino finalizó 15°, lejos de la zona de puntos y con un sabor amargo por el rendimiento general del Alpine.
Lejos de relajarse, tomó una decisión clave junto al equipo: volver de inmediato a la base de Enstone para analizar qué falló y cómo revertirlo de cara al Gran Premio de Canadá.
La carrera en Montmeló estuvo marcada por la alta degradación de neumáticos, algo que afectó a varios pilotos, pero golpeó especialmente al argentino. “Fue una carrera complicada, con mucha degradación. Yendo en el aire sucio se gastaban mucho las gomas delanteras”, explicó Colapinto al terminar, visiblemente disconforme.
Desde Alpine tampoco quedaron conformes. Flavio Briatore, jefe de la escudería, fue tajante al marcar su descontento: “La tarde de Franco siempre iba a ser difícil, pero fue decepcionante. No logró avanzar como pretendíamos”. Un mensaje muy distinto al que había dado tras Mónaco, cuando lo había elogiado como “lo único bueno”.
Por eso, el equipo no esperó ni un día y regresó junto al piloto a su sede central para un trabajo técnico profundo. La idea es no repetir los errores en el GP de Canadá, que se correrá del 14 al 16 de junio en el circuito Gilles Villeneuve. Será una pista nueva para el argentino, pero llega con más conocimiento del auto y enfocado en dar el salto.
“Ya conociendo al auto es un pasito para adelante. Tenemos trabajo para hacer y hay fines de semana para entender”, expresó Colapinto, que demuestra una actitud positiva más allá del resultado. En Alpine saben que el proceso de adaptación lleva tiempo, pero no quieren perder terreno.