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Manzur y el orgullo de pertenecer al peor gobierno Kirchnerista

En la mar de incertidumbres que rodea la coyuntura de argentinas (la crisis política del oficialismo, el rumbo de la economía, la reacción de los mercados, la cotización del dólar, el ritmo de la inflación y demás oleajes), una certeza ha atracado en las costas del poder tucumano.

“¿Vuelve Juan Manzur a la gobernación?”, es una pregunta que se reitera como si fuera un misterio sagrado en el credo del dividido oficialismo tucumano. Tras el fin de semana al borde del ataque de nervios que protagonizó el cuarto gobierno kirchnerista, ha desembarcado una primera respuesta: por ahora (todo es “de momento” en la política argentina), Manzur no tiene intenciones de regresar al sillón de Lucas Córdoba. Es decir, si tuviera que dejar de formar parte del equipo presidencial en el corto plazo, será contra su voluntad.

El gobernador tucumano en uso de licencia amaneció ratificado como jefe de Gabinete después de un fin de semanas de portazos en la Casa Rosada. Y, literalmente, “con el diario del lunes” en la mano, desde su entorno aseveran que su continuidad nunca estuvo en duda. Hasta Osvado Jaldo, a cargo de la gobernación, manifestó que hubo cierta exageración por parte de los medios porteños.

Pero durante el sábado en que Martín Guzmán se fue del Ministerio de Economía sin decir adiós, y durante el domingo en que la verdad oficial se tornaba tan difusa que los hechos más domésticamente normales eran noticia (“El Presidente y la Vicepresidenta hablan por teléfono”) sólo había un silencio mustio en el manzurismo. Los trascendidos, ciertamente, nunca mencionaban que podría quedar “fuera” del Gobierno, pero eran insistentes respecto de Sergio Massa podía mudarse de la presidencia de la Cámara Baja a la Jefatura de Gabinete, relegando al tucumano al ministerio del interior.

Los adversarios locales del jefe de Gabinete sostienen, en esa línea, que el jefe de ministros se ha desdibujado. El intendente de la Capital, Germán Alfaro, afirma, inclusive, que se lo ha visto al margen de la “mesa chica” de la Casa Rosada. 

Desde los despachos con vista a la Plaza de Mayo sostienen todo lo contrario. Ayer, un refrán que el propio Manzur acostumbra recitar a sus “paisanos” y “parientes” (como clasifica a los descendientes de libaneses según su grado de proximidad) era el prólogo de las versiones oficialistas sobre lo ocurrido: “lo importante no son los relojes, sino el manejo del tiempo”.

A continuación, hacen hincapié (en “off the record”, para “no herir susceptibilidades”), que “ninguna decisión importante” se tomó en el Gobierno “antes de que ‘Juan’ llegara a Olivos”.

Precisamente, explican que el arribo vespertino del jefe de Gabinete a la Quinta Presidencial, donde las reuniones se sucedían desde la mañana (con la presencia de Massa, inclusive), se debió a que Manzur llevaba adelante “negociaciones políticas” en torno de la cobertura del Ministerio de Economía “desde afuera”. ¿Con quién negociaba?, se consultó. “Al interior de la coalición, él expresa al espacio de los gobernadores y de los movimientos sindicales”, fue la respuesta.

Ayer, la vocera de la Presidencia, Gabriela Cerruti, respaldo las versiones manzuristas: afirmó que nunca hubo “ofrecimiento” para Massa. Y dijo que, en todo caso, los “rumores” se debían a las “ilusiones” que genera “en todo el mundo la posibilidad de su incorporación al Gabinete” debido a que el tigrense -afirmó- “es un cuadro impresionante”.

Pero en el entorno del jefe de Gabinete no hablan de “ilusiones” sino, directamente, de “operaciones” en su contra. Y, en una suerte de variante de la máxima de Friedrich Nietzsche referida a que “lo que no te mata te hace más fuerte”, vindican que el fin de semana se confirmó “la fortaleza” de Manzur.

Más allá de si “el lugar de ‘Juan’ nunca estuvo en duda”, como afirman los manzuristas; o de si “sólo por la tarde lo dejaron entrar en Olivos”, como dice con mordacidad Alfaro, ayer el propio Jaldo se encargo de certificar que no está en los planes más próximos se su compañero de fórmula retornar a Tucumán.

“El doctor Juan Manzur va a seguir ocupando el cargo de jefe de Gabinete. Es un rol que ha venido desempeñando muy bien”, dijo antes de embarcarse a Formosa, justamente para encontrarse él.

Con Manzur en la Casa Rosada y Jaldo en Casa de Gobierno, se mantiene el status quo con el que el PJ tucumano superó la dura interna que enfrentó a uno contra el otro durante 2021. “¿Qué va a pasar si Manzur regresa?” es la pregunta que, justamente, viene después de la primera: “¿Vuelve?”.

Tanto es así que el propio Jaldo, desde la certeza que por ahora no hay “regreso”, respondió “motu proprio” ese interrogante. “El día que vuelva vamos a trabajar como los estamos haciendo”, le aseveró a este diario.

Los manzuristas celebran porque, sostienen, su líder ha mostrado una vez más que sabe “surfear” las olas de las crisis oficialistas. Primero enfrentó la que se llevó escandalosamente a Matías Kulfas del Ministerio de Economía. Ahora, la que sacó traumáticamente a Guzmán de Economía. Y él sigue como jefe de Gabinete.

El alfarismo, mientras tanto, se pregunta si la tercera será la vencida…

Por: Álvaro Aurane

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