Johana camina por Ingeniero Budge buscando precios. Tiene trabajo, pero la plata no le alcanza ni para llegar a medio mes. Lleva de la mano a su hija y pasa por la carnicería de su barrio. Compra lo de siempre, osobuco y carne picada.
En esa carnicería, el kilo de osobuco está a 750 pesos y el kilo de carne picada especial está a 1000 pesos. Pero a ella le cobran 450 pesos el kilo de osobuco y 750 el kilo de picada ¿Por qué? Porque le muestra al cajero una tarjeta de cartón que dice “barrio unido”. Tan simple como eso, y tan interesante y necesario al mismo tiempo.
¿Qué es la tarjeta “barrio unido”? Es un beneficio para la gente del barrio, solo por ser de ahí. Es una manera de tratar de soportar todos juntos los cachetazos de la inflación.
Los comerciantes se dieron cuenta que ante la crisis, es la única manera de ayudar a los vecinos y de sumar más ventas, bajando la ganancia en los productos pero vendiendo más cantidad.
Obviamente, la tarjeta no es bancaria ni pasa por ningún posnet, es solo cartón, pero para ellos tiene un enorme valor.
Leonardo Santoro, el carnicero del barrio, fue al que se le ocurrió la idea, fue el primero en hacer los descuentos, y fue el que convenció y sigue convenciendo al resto de los comerciantes del barrio.
Entre todos se dieron cuenta de que la salida es entre los vecinos, y no de manera individual.
Irma también es vecina y además hace ollas populares en el barrio para las familias sin recursos. Ella también paga el pan con la tarjeta y el panadero le hace un 25% de descuento.
Al mismo tiempo, cerca de ahí, Mai compra una golosina y el comerciante también le hace un 25% de descuento por la tarjeta, sumado a otro 10% por la semana de la dulzura. El dueño del local se llama Pablo y se emociona al explicar que vende más desde que apareció la tarjeta del barrio.
Los comercios adheridos al programa de descuento barrial incluyen hasta al centro médico del barrio. También hace grandes descuentos para los vecinos que, en la mayoría de los casos, no tienen obra social.
No solo los descuentos son comparativamente reales con otras zonas, sino que además los vecinos se ahorran movilizarse y perder tiempo. Ante la crisis, pensaron una manera desesperada pero efectiva de no bajar los brazos.
