El IPLA vuelve al ojo de la tormenta. El ente encargado de la prevención del alcoholismo no cumple en ningún momento con ese trabajo. Ahí están conchabados varios ex alperovichistas que al no salir electos fueron nombrados para que puedan seguir viviendo de un sueldo del Estado.

El Legislador José Macome del unibloque La Libertad Avanza presentó un proyecto para eliminar al organismo. Considera que no realiza ninguna tarea de prevención y que su inutilidad salta a la vista.
Lo único que realiza son movidas callejeras inservibles, colocando banners móviles, una mesa con folletería y jóvenes que reparten los folletos. Con esas acciones infantiles pretenden bajar el alcoholismo. Insólito.

El IPLA cuenta con 164 empleados y destina el 90% de su presupuesto a sueldos, lo que deja apenas un 10% para otros gastos, como la compra de insumos. “No se invierte nada en campañas de prevención”, sostuvo el legislador.
Lo que hace el organismo es cobrarle un canon a los comercios que expenden alcohol como mayor acción para frenar el alcoholismo. O sea, con un canon a los que venden se busca frenar el consumo. No resiste ninguna prueba de eficiencia. Es más, representa una contradicción que para prevenir la ingesta de alcohol en los jóvenes se le cobre un canon a los que le venden el alcohol. No se entiende la lógica, porque carece de ella.
Definitivamente es una repartición que sobra, no tiene sentido sostenerla en épocas donde hay que administrar con mucho criterio los fondos públicos y el Estado debe ser riguroso en la contratación de personal, la cantidad que tiene y las funciones que cumplen, porque todos esos fondos están compuestos por los impuestos que paga la sociedad, que por cierto está sometida a una incómoda exigencia de austeridad y en algunos casos insoportable.
Macome sostiene «las multas y los controles deben mantenerse. No se debe vender alcohol fuera de horario ni a menores de edad, pero esto puede estar a cargo de organismos ya existentes, como la policía y las municipalidades», afirmó.
Como conclusión existe la fuerza policial que realiza los controles de alcoholemia, luego el Ministerio de Salud tiene la estructura de profesionales capacitados para tratar el problema del alcoholismo y es necesario realizar campañas para que los jóvenes reciban la información científica del daño que genera en el organismo la ingesta excesiva de alcohol y se les propongan nuevas formas de diversión sin la necesidad de consumir alcohol.